A mis amigos, superiores y subalternos de ayer

«Ustedes intentaron hacerme mal, pero Dios lo convirtió en bien» Génesis 50:20

Vinicio Guerrero Méndez

La amistad es uno de los más puros y nobles sentimientos humanos y generalmente ellos se simbolizan con el corazón. Tengo que escribirles esto ahora que lo siento y no esperar a que mi orgullo me sorprenda e intente pasar de la culpa al resentimiento.

¡Que estúpido he sido! jamás llegué a pensar que todo ese maravilloso tiempo compartido en las unidades élites de la Fuerza Armada Nacional, donde sin pensarlo llegamos a ser tan fraternales y sinceros amigos, hoy me resultara tan doloroso, escribirles esta carta.

Siempre los consideré amigos y en realidad nunca tuve la oportunidad de agradecérselos. Lo estoy escribiendo para recordarlo, porque prefiero rememorarlos con esa dulce humildad que los caracterizó una vez, que vivir resentido por su falsa actitud el resto de mi vida.

Muchos de nuestros problemas se han originado debido a conflictos egoístas y de ambiciones personales y políticas más que laborales. Es inútil culpar a nadie por ser lo que habitualmente somos. Si todos fuéramos perfectos, eso no importaría; pero no lo somos. Discordamos en un sentido o en otro con la armonía natural. Ya es tiempo de deshacernos de las terribles molestias de la actitud defensiva, el resentimiento y el rencor, porque dependemos de otros para poder realizar las tareas que nos beneficien, a esto se le llama el bien común.

Los sucesos prósperos de la fortuna no deben enorgullecer a los hombres. Deben ser siempre humildes, aun en las horas de mayor gloria. La verdadera gloria está en la virtud con que ejerzan sus responsabilidades por las que han sido nombrados y en la justicia de sus decisiones.

Hoy muchos de ustedes se muestran envanecidos y orgullosos Un gran caudal de impertinencia se ha hecho presa de ustedes. Incluso algunos emiten opiniones de política que yo mismo reconociendo total ignorancia, me he atrevido a diatriba alguna respetando sus opiniones.

La vida del hombre es una serie de calamidades. Hoy los veo cegados por la pasión, deben librarse primeramente de esos egoísmos que los empañan. Al final se convencerán de cuán diferente es de lo que se figuran hoy.

En cuanto a mí, sigo creyendo profundamente en el ser humano. Les diré que sigo siendo el mismo, religioso, reverente, respetuoso y no creo que tenga nada que enseñar a nadie, sin embargo, cada día me sumaría gustosamente a los que quieren aprender, porque en nosotros hubo, hay y habrá miedo pero siempre, a Dios es al único a quien podemos contárselo. Ya he hablado con él sobre mí y mucho acerca de ustedes.

Me siento muy orgulloso de ustedes mis amigos, superiores y subalternos profesionales de ayer y les agradezco su confianza desinteresada. Hoy, sin importarme su convicción, condición política o ideológica les pido que a brazo partido, las defiendan, así como también les exijo respeto por las mías.

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