
Los médicos del hospital donde fue atendida, le explicaron que la inyección de biopolímeros puede afectar alguna arteria o vaso, lo que hace que el compuesto vaya directo al cerebro o hacia los pulmones.
Por segundo día consecutivo, una mujer perdió la vida tras someterse a intervenciones estéticas en Caracas. Adriana Carolina Hernández, de 26 años de edad, comunicadora social egresada de la Universidad Católica Santa Rosa, falleció en el hospital Miguel Pérez Carreño, tras permanecer diez días en coma a consecuencia de haberse sometido a inyecciones de biopolímeros para aumento de glúteos.
La joven que laboraba como productora en una empresa independiente, acudió a la Clínico Metropolitana el 26 de abril para colocarse las inyecciones. Su madre, Noris Yajaira García, desconocía lo que su hija planeaba porque esa tarde salió con la excusa de que iría donde una costurera para mandar a confeccionar una ropa.
Hernández regresó a su casa sin contratiempos pero un día después, el sábado 27, comenzó a sentirse mal. Su madre recuerda que tenía náuseas y mareos que se complicaron. Fue cuando le contó que la habían inyectado para aumentar el volumen de sus glúteos.
A las 4:00 de la madrugada del domingo, la joven se desmayó cuando se levantó de su cama al baño. Fue llevada de urgencia hasta el hospital Pérez Carreño, donde entró en coma hasta que murió a las 10:00 de la mañana de este miércoles 8 de mayo.
Ayer, su madre y su única hermana, esperaban el cuerpo que fue llevado la noche anterior a la morgue de Bello Monte. Dijeron que Adriana no requería someterse a ese procedimiento que le costó la vida y que tal vez, de haber contado sus pretensiones, en casa lo habrían impedido. “Si ella me dice que iba a hacer eso yo hasta la hubiera echado, que se fuera de la casa, porque estábamos cansadas de ver cómo mujeres se morían por estar con eso, lo veíamos a cada rato en la televisión”, dijo su madre.
De los tres hijos de Noris García, sólo le queda una hembra. En noviembre del 2011, mataron a su único varón, escolta del disputado Freddy Bernal, para robarlo en la Cota Mil. Ese asesinato sigue impune.
Adriana Hernández tenía pocos meses de graduada. Hace años se colocó implantes mamarios para aumentar sus senos. Su madre dijo que nunca se complicó en esa cirugía, pero en este caso le costó la vida.
Los médicos del hospital donde fue atendida, le explicaron que la inyección de biopolímeros puede afectar alguna arteria o vaso, lo que hace que el compuesto vaya directo al cerebro o hacia los pulmones. En el caso de su hija, le afectó el pulmón y le provocó un trombolismo pulmonar.
Noris García anhela que por la muerte de su hija se haga justicia, aunque lamenta que la joven se llevó a la tumba el nombre de la persona que expuso su vida sometiéndola a la aplicación de un compuesto cuyo uso está prohibido para intervenciones. Hizo un llamado a las jóvenes que arriesgan sus vidas por una vanidad que puede costarles la vida.