Cortos pero contundentes

 

 

 

Luis Fuenmayor Toro

 

 

¿Con qué autoridad moral Barack Obama, quien como Presidente de EEUU mantiene unas cárceles en Guantánamo y en varias otras partes del mundo, donde se incomunica, se desaparece, se tortura, se viola y se asesina, a gente de diversas naciones por la sola sospecha de estar involucrada o relacionada, en cualquier forma, con actos supuestos de terrorismo, se atreve a pronunciarse sobre sucesos y situaciones políticas de nuestra patria? Cállese señor Obama. Resuelva las violaciones atroces de los derechos humanos, que efectúan sus tropas contra niños, mujeres, hombres y ancianos en el todo el globo terráqueo; termine con las invasiones, ocupación y destrucción impunes de otras naciones; finalice las actividades desestabilizadoras que sus servicios de inteligencia mantienen en otros países y ocúpese de los numerosos problemas y de la descomposición social de su país, antes de dar “consejos” y de poder mirar directamente sin vergüenza a los ojos mundo entero.

Ya basta que funcionarios y seguidores del gobierno chavecista continúen con la cantaleta de que “Carter y su fundación afirman que tenemos el mejor sistema electoral del mundo”. Es irritante que se sigan escudando y utilicen para justificarse a una fundación de un ex presidente del imperialismo estadounidense, que dicen combatir y con el cual no hay tregua. No se puede entender este empeño en colocarse bajo la cobija protectora del ex presidente Carter, obviando que se trata de una fundación extranjera, a la cual le están dando beligerancia para que más adelante opine cualquier otra cosa, en esa absurda conducta heredada de Chávez en la que las burguesías y organizaciones de otros países, incluso los imperiales, son mejores que las nuestras. Hoy, en forma insólita, prefieren a la Fundación Carter, a la cual compraron sus declaraciones y actuales posiciones, antes que a Provea, organización de larga data en el país en defensa de los derechos humanos.

Es muy claro en este momento que el principal enemigo del gobierno es el propio gobierno; son sus dirigentes, ministros, diputados, alcaldes, concejales, quienes se han encargado, a lo largo de los años, de garantizar la producción de un desencanto en el pueblo venezolano. Con Chávez a la cabeza se enajenaron el apoyo de las capas medias, las cuales habían apoyado mayoritariamente la elección del líder del 4 de febrero. La actitud hostil, todavía hoy presente, contra los médicos y profesores universitarios, basada en la estupidez y la ignorancia que hacían aparecer a los sectores medios como más antagónicos al proceso que la propia burguesía, tuvo un efecto drástico en esta criminal pérdida de apoyo político. El desencanto hoy trasciende estas fronteras para sembrarse en los sectores populares, ante la soberbia y ausencia de autocrítica de los autodenominados revolucionarios. La continuación de la mentira como política, la actitud agresiva impune y la incapacidad total en el manejo del Estado siguen haciendo estragos y horadando al chavecismo.

Muy mal estamos si nuestro futuro depende de quienes hoy gobiernan o de quienes les adversan desde la MUD con el apoyo de Obama.

 

 

 

 

 

 

 

 

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