¿Alguna utilidad estratégica para Capriles o la MUD? Muy poca. Silva no desliza ninguna marramucia contra la oposición. De hecho, sostiene los mismos prejuicios que manifiesta en su asqueroso programa: la oposición es «fascista», perversa y maquiavélica
Jorge Sayech
De los 250 mil cables del Departamento de Estado que Wikileaks expuso a la luz pública, en ninguno había nada que el mundo no supiera. ¿O acaso hay alguna duda de que EEUU se levanta todos los días como Pinky y Cerebro planeando dominar al mundo? Del mismo modo, ¿hay alguna duda -incluso entre los chavistas más ingenuos- de que en el gobierno bolivariano el cobre se bata de otra manera distinta a la que describe Mario Silva?
A diferencia de los cables, que son correspondencia diplomática oficial, Silva habla (y graba la charla) «a nivel de chisme» con un cubano muy influyente, por lo menos más que él mismo, quien le pide que le haga llegar a Maduro la información y análisis que le está declarando, por no decir sapeando. A diferencia de un diplomático al servicio de su país, Silva no va a ser objetivo y veraz. Su objetivo es salvar el pellejo (biológico y político) ante una hecatombe gubernamental que avecina. Todo lo que cuenta seguramente está exagerado y parcializado a su favor. Ojo con eso.
¿Alguna utilidad estratégica para Capriles o la MUD? Muy poca. Silva no desliza ninguna marramucia contra la oposición. De hecho, sostiene los mismos prejuicios que manifiesta en su asqueroso programa: la oposición es «fascista», perversa y maquiavélica. Incluso va más allá, imagina que la oposición es todopoderosa y capaz de hackear los resultados para perder por un 1,5% (?!). Propone entonces que los rectores del CNE, en secreto y sin informarle a Vicente Díaz, hagan una auditoría para detectar ¿el fraude de la oposición?, porque todas las encuestas le daban al chavismo 70% de popularidad. Silva, además de que canta, delira.
En fin, podemos deducir algo interesante. Silva le tiene fobia a la oposición, pero más aún a Diosdado.