235 millones de personas en el mundo sufren de asma

asma
Pese a que se trata de una enfermedad crónica, el diagnóstico y tratamiento
adecuado es la clave para llevar una vida plena

¿Tiene tos frecuente, opresión en el pecho, falta de aliento, sibilancias o “pitos” o dificultad para respirar? Es probable que padezca asma, una enfermedad crónica de los pulmones que inflama y estrecha las vías respiratorias, lo que dificulta la entrada y salida del aire. La misma afecta a personas de todas las edades, aunque generalmente inicia en la infancia.

En las últimas décadas, la prevalencia del asma se ha incrementado sustancialmente, se estima que en el año 2025 se sumarán a las cifras actuales, más de 100 millones de personas con la enfermedad.

Los síntomas varían en cuanto a severidad y frecuencia de una persona a otra y pueden presentarse varias veces al día o a la semana; en algunos casos, se agravan durante la actividad física o por la noche.

Suelen desencadenarse por la inhalación de sustancias causantes de alergias llamadas alérgenos (ácaros del polvo, polen, moho y pelo de mascotas) y por otros factores como humo del tabaco, cambios climáticos, emociones fuertes, e incluso el ejercicio.

El estudio PEC (por sus siglas en inglés – Reto Pediátrico al Ejercicio) realizado en el año 2010 bajo el patrocinio de MSD, mostró que los niños asmáticos pueden exhibir diferentes respuestas a los medicamentos que son comúnmente utilizados para esta enfermedad. En este estudio clínico en niños de 6 a 14 años que recibieron un esteroide inhalado para tratamiento del asma persistente desencadenada por el ejercicio: Montelukast brindó una mejor broncoprotección en comparación con un agonista beta de acción prolongada; y los pacientes conservaron una mayor capacidad de respuesta al tratamiento broncodilatador de rescate.

«No hay cura para el asma, pero si se diagnostica adecuadamente y se implementa un tratamiento controlador, el paciente podrá llevar una vida normal sin limitaciones” comenta la Dra. Magdalena Sánchez, Pediatra y Gerente Médico de la Unidad Respiratoria de MSD.

En este sentido, agrega: “Este tratamiento dependerá de la severidad con que se manifiesten los síntomas y contempla el uso de medicamentos de control a largo plazo, los cuales son utilizados diariamente y reducen la inflamación de las vías respiratorias; y fármacos de alivio rápido o ¢rescate¢, que son aquellos que permiten aliviar los síntomas del asma en crisis”.

Realidades del asma inducido por el ejercicio físico

En la actualidad muchas personas sufren los efectos negativos que genera el estrés de la vida cotidiana, por lo cual llevar un estilo de vida saludable y tener una constante actividad física proporciona una sensación de bienestar y aporta innumerables beneficios para el organismo a corto y largo plazo.

Sin embargo, en algunas ocasiones el ejercicio puede desencadenar asma (asma inducida por ejercicio-AIE), que consiste en un estrechamiento de las vías respiratorias en los pulmones provocado por la actividad física.

Los síntomas son los mismos a los del asma común y en algunas personas comienza entre 3 a 15 minutos después de iniciada la actividad física; mientras que en la mayoría de los pacientes se presenta casi inmediatamente después de finalizar el ejercicio.

Si una persona presenta síntomas de asma al ejercitarse no significa que no pueda o no deba realizar la actividad. Estos síntomas se pueden controlar con medidas físicas como calentamiento previo y respirar constantemente por la nariz; pero especialmente mediante el uso de medicamentos que han demostrado ser eficaces en el asma inducida por ejercicio”, señala la doctora Sánchez.

Igualmente, indica que es importante la consulta regular con el especialista, para tener el diagnóstico correcto y el tratamiento adecuado.

La Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología señala que la natación es el deporte recomendado para personas asmáticas, debido al ambiente húmedo, la tonificación de los músculos superiores y la posición horizontal, que ayuda a evitar la obstrucción respiratoria. Asimismo, sugieren prácticas como beisbol, golf, gimnasia, caminatas, excursionismo, surf, atletismo de distancias cortas y montar en bicicleta a baja velocidad.

La atención oportuna e información preventiva de una enfermedad marcan la diferencia. Por tal motivo MSD, insta a generar una mayor conciencia de lo que significa esta patología y sus consecuencias.

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