Faoooooo, FAO ayúdanos, SOS

El requerimiento de Maduro a la FAO llama la atención del mundo,  por cuanto la propia FAO, actuando como club de gobiernos, otorgó reconocimiento a Venezuela “por su lucha contra la pobreza y el hambre al reducir la subnutrición”.

Paciano Padrón

E-Mail: pacianopadron@gmail.com

Twitter: @padronpaciano.

 

Nada menos que el mismísimo Maduro -el ilegítimo Presidente de Venezuela proclamado por el CNE- salió en búsqueda de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, para que ayude al gobierno a establecer un sistema de monitoreo de la oferta y consumo de alimentos en Venezuela. Confiesa el régimen, en voz de su primer vocero, que es incapaz de cumplir una de sus primeras obligaciones, garantizar el alimento de su población. Renuncia Maduro, que la camisa te queda grande.

 

Maduro solicitó a la FAO que “el respaldo incluya poner en marcha un sistema de distribución que garantice el abastecimiento permanente de alimentos a los venezolanos”, para entonces irse en mentiras y excusas: “Venezuela sufre hoy un ataque económico y una guerra económica contra el abastecimiento de alimentos”. Maduro, ¿quién efectúa el ataque económico?, ¿quién mantiene guerra contra el abastecimiento? Por supuesto que mentira fresca no tiene cómo responder esas preguntas, ya que tendría que confesar que el desabastecimiento es culpa de la torpeza del gobierno, de la corrupción de los “pudreval”, de las expropiaciones que no se transforman en riqueza, de las políticas económicas que tienen como único propósito asfixiar las empresas privadas para echarles el guante, a sabiendas de que el gobierno es como el chivo, por donde pasa la lengua deja un peladero.

 

El canciller Jaua afirmó en España, lo que tal vez no se atreve a decir aquí, que el desabastecimiento en Venezuela es coyuntural; aquí todos sabemos que padecemos escasez desde hace aproximadamente una década, que se desaparecen de los anaqueles productos como el azúcar, harinas, aceite, café, pollo, carne de res, la leche y otros, siendo que ahora -en la era del ilegítimo- se ha incrementado, al punto que el papel tualé que también fallaba antes, ha pasado a ser símbolo de la falta de gobierno.

 

No obstante lo dicho, Jaua podría tener razón cuando dice que el desabastecimiento es coyuntural, si entendemos como una coyuntura prolongada y trágica este desgobierno que mata las gallinas de los huevos de oro, que arrincona, expropia y corretea las empresas privadas que son las generadoras de bienes, ya que las empresas del Estado solo producen pérdida. ¿O es que digo mentira?, ¿o es que las empresas que administra este gobierno sí son productivas? El Ministro para la Alimentación, Osorio, acaba de informar cacareando más que una gallina, que llegan al país 760 mil toneladas de alimentos, y que seguirán importando la cesta básica. Por supuesto que hay que satisfacer la necesidad inmediata de alimentos,  pero importarlo todo no es solución permanente, tenemos que producir: “El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la producción de bienes y servicios que satisfaga las necesidades de la población”, reza el Art. 112 constitucional.

 

Se nos ha vulnerado también el artículo 117 de la Constitución que garantiza: “Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad… a la libertad de elección de estos… y a la cantidad de bienes que requieran”. ¿Desde cuándo no podemos elegir en el mercado lo que queremos?; llevamos a casa lo que hay. No tenemos la seguridad alimentaria que la Constitución nos garantiza como derecho, y que el gobierno debe proveer.

 

El requerimiento de Maduro a la FAO llama la atención del mundo,  por cuanto la propia FAO, actuando como club de gobiernos, otorgó reconocimiento a Venezuela “por su lucha contra la pobreza y el hambre al reducir la subnutrición”. Mentira fresca sigue engañando torpemente, ya que las cifras que maneja Naciones Unidas sobre producción de alimentos y consumo son suministradas por el propio régimen, y quedan desmentidas cuando su principal vocero pide cacao, solicita un SOS para que se le ayude a hacer su tarea:  garantizar “el abastecimiento permanente de alimentos a los venezolanos”. Fuera la mentira.

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