Presidio por asesinato

Thor Halvorssen
Con estupor y sorna, he visto con detenimiento las insulsas declaraciones de alguien nombrado con el rimbombante título de Ministro del poder popular para la justicia la paz etc, quien sin motivo me ataca y difama.
El Mayor General retirado Miguel Rodríguez Torres, quien sí sabe muy bien de magnicidios y prisión, intentó fallidamente, -gracias al poder de Dios-, asesinar a la familia presidencial en la Casona (residencia oficial del Presidente) el 4 de Febrero de 1992 y en su intento maligno, llevó a la tumba a veintidós personas entre policías, funcionarios de la extinta DISIP y soldados de las mismas Fuerzas Armadas que se interpusieron en su oscuro camino y por ellos y sus vidas purgó en el país de las injusticias tan solo dos años y medio de cárcel, lo que implica que por cada muerto solo estuvo encerrado treinta y nueve días, lo que equivale a novecientas treinta y seis horas, en una aritmética igual de injusta para los muertos y sus familiares.
Me incluye en un grupo respetable de personas públicas y de interesante trayectoria como el Presidente Álvaro Uribe, Roberto Micheletti, el Embajador Otto Reich, Alfredo Coronil , Antonio Nicolás Briceño, todos mayorcitos y de sólidas convicciones, que de acuerdo a él, hemos estado en supuestas reuniones conspirativas en Bogotá y yo tengo que agregar que eso no es posible geográficamente, porque hace más de dos años que no salgo de las benditas tierras norteamericanas. Lo que sí es totalmente posible es el uso del viejo y marchitado truco de distraer la atención de la actual invasión cubana-castrista que remonta los sesenta y seis mil funcionarios espías y al menos malhechores que están sin empaches insertados en los registros públicos, como funcionarios normales, en las aduanas, las notarías, la actividad bancaria, las empresas de telecomunicaciones y batallones de la Fuerza Armada. Este viejo truco distractivo intenta esconder el record que pondría en la puerta de la ruina política a cualquier gobierno en el planeta, cuando en sus primeros cien días, se reportan seis mil muertes violentas en un país en periodo de supuesta paz, de manera que debemos tan solo imaginar un periodo de guerra, para perder las cuentas que con tanta exactitud Rodríguez Torres me saca.
Estoy seguro de sus falencias matemáticas después de entender que mi país posee la más alta inflación del mundo, que la escases de alimentos se acerca estrepitosamente y con rumbo de colisión ineludible a la hambruna y que el Gobierno al que él representa no ganó en número de votantes y por ende no debería estar allí.
Estuve detenido preventivamente por corto tiempo y al averiguarse la trampa en mi contra, el honorable juez Marcano Batistini, no solo ordenó mi libertad, sino que sancionó al juez de la causa, por obedecer las insípidas acusaciones que contra mi honor hizo un famoso narcotraficante que trabaja con el Ministro instigador y que ahora nada como pez en el agua en el caldo de cultivo propicio para sus vicios y trampas.
El Ministro Rodriguez Torres, si sabe muy bien de magnicidios y también conoce el olor de la cárcel de donde salió sin pagar sus faltas contra la democracia y a la que volverá por la fuerza de la ley de gravedad que lleva a este Gobierno corrupto al foso de la letrina.

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