Venezuela: El simulacro de un revolución

No siempre el mejor país para vivir es aquel en el que uno vive. Y con todo amamos nuestra patria, y procuramos, modestia aparte, engrandecerla. El compromiso ciudadano es una lucha a favor de la civilización, de la paz y del progreso social. Y en la Venezuela de estos últimos catorce años hemos presenciado y padecido una de las regresiones históricas más terribles y desafortunadas.

Ideas positivas como humanismo y socialismo representan unas situaciones ideales que sus principales publicistas terminan contraviniendo cuando subyugan a sus pueblos. En nombre de la democracia se impone la tiranía, y si alguien tiene alguna duda les recuerdo que la Republica Democrática Alemana de Honecker y otros sátrapas fue todo lo contrario a lo que referían sus siglas. En nombre de la moralidad impera la corrupción. Al Paraíso se aspira aunque se termine en el Infierno.

Una minoría encuentra la felicidad en lo que tiene, en lo que su entorno le ofrece. Aunque es la gran mayoría la que padece del infortunio y de la injusticia, y básicamente, de mucha indignidad. La defensa de los más elementales Derechos Humanos es el gran programa político que se mantiene pendiente en nuestras realidades caribeñas. Y éste programa carece de color, ideología o nombre, es algo universal y más propio del sentido común. Es por ello que asombra la incapacidad humana hacia el bien y su tozudez en la recurrencia del error y la maldad.

El socialismo en su variante tropical no pasa de la fase de la iracundia. En nombre de una idea de salvación se impone la venganza sobre enemigos reales e imaginarios. En realidad son cruzadas sin consistencias, un simulacro de la voluntad alrededor del cambio social imaginario. El Poder como privilegio y las leyes para aplicárselas a los adversarios del régimen. Socialismo de pacotilla, tanto en la Cuba de los Castros como en la Venezuela de Chávez y Maduro.

Hay más socialismo en Aruba, la isla de los casinos y el turismo, que en la Venezuela comunal. El socialismo no riñe con la pobreza ni la miseria. El socialismo es una etapa superior al capitalismo salvaje y explotador. Aquí en Venezuela seguimos enmascarando realidades a través de conceptos rimbombantes cuya gramática novedosa es sólo un enunciado vacio y arrogante.

Las revoluciones están asociadas al pensamiento de la izquierda, aquel que representa el progresismo político, más luego de las experiencias terribles de la antigua URSS persiguiendo y exterminando a sus disidentes, de la Camboya del enloquecido Pol Pot, de las purgas de Mao y la cárcel al aire libre por más de 50 años de los hermanos Castro en Cuba, hay que concluir, que el concepto de la revolución ha devenido en algo reaccionario y grotesco. Un concepto sublime pisoteado por la ira y el egoísmo de voluntades despóticas que se lo han apropiado, y naturalmente, subvertido en beneficio propio y de la camarilla.

* Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

Ángel Rafael Lombardi Boscán 

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