Habitantes de Manuelita Sáenz “piden a gritos” otro transformador eléctrico

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Asfalto “brilla por su ausencia” en la vía a San pedro

La comunidad no cuenta con tuberías de agua directa, por lo que deben llenar semanalmente los pipotes para abastecerse

Las aproximadamente 230 familias que habitan en la comunidad Manuelita Sáenz, vía San Pedro de Los Altos, cuentan  con un solo transformador de luz que, según indican los vecinos, no alcanza para abastecer del servicio a todas las viviendas de  las etapas que conforman la zona.

“Logramos que nos colocaran los postes de luz a lo largo de la carretera principal pero asignaron  un solo transformador, por eso a los que  viven en las etapas que están más arriba les falla mucho el servicio de luz o simplemente no les llega”, informó uno de los habitantes del lugar.

La barriada también carece de tuberías de aguas blancas, por lo que deben “pegarse” del tubo principal de Aquiles Nazoa para  obtener agua.“Usamos mangueras para traerla porque los camiones cisterna no llegan hasta aquí. Semanalmente llenamos los pipotes y con eso resolvemos pero de verdad que necesitamos que nos coloquen tuberías para que el agua llegue directo”, indicó Carmen Becerra.

Igualmente, los vecinos manifiestan que no han recibido ayuda  por parte de los entes nacionales,  estadales y municipales, por lo que la canalización de aguas servidas fue construida por los mismos residentes.

Huecos a mil

La carretera principal se encuentra llena de grandes troneras; en la entrada de la comunidad es casi imposible evitar caer en  los huecos que se han abierto con el tiempo.

“Para acá jamás han venido a asfaltar y las lluvias han deteriorado muchísimo la vía. Las personas que viven más arriba deben acceder a sus hogares a pie porque los choferes de las camionetas solo llegan hasta la entrada por lo deteriorada que está la carretera”, dijo otra de las vecinas.

Sin defensa  

Sumado al deterioro de la carpeta asfáltica está la falta de defensa vial que pone en vilo a los pocos conductores que se arriesgan a transitar por el lugar.

La carretera se encuentra al borde de la quebrada, lo que hace que los choferes deban manejar con mucha precaución para evitar causar algún accidente.

“Para acá vienen siempre motorizados y muchos han ido a parar al río porque vienen corriendo, no les da chance de frenar y como no hay defensa que los pare van a dar al caudal. Las autoridades nunca vienen,  parece que  fuéramos invisibles”, aseguró Becerra.

Monte alto
Como si fuera poco con la falta de asfaltado y la ausencia de  defensa vial, los lugareños de Manuelita Sáenz deben enfrentar también el abundante follaje a orillas de las carretera  que afecta no sólo a los choferes sino  a los transeúntes que deben caminar a diario por el sector.

Muchos tramos de la carretera se encuentran totalmente cubiertos por la maleza debido a que hace más de un año  la alcaldía no se encarga de limpiar y cortar el monte que crece diariamente, sobre todo en las zonas boscosas que tanto abundan en el municipio Guaicaipuro.

“Es peligroso porque varios han avistado culebras y alacranes; los niños cuando van a clases caminan por el borde de la vía corriendo el riesgo de ser picados por algunos de estos animales. Algunos vecinos podan a veces las plantas pero eso debe hacerse regularmente para evitar que crezcan tanto. Yo pensaba que antes de que comenzaran las clases  iban a limpiar la vía pero seguimos esperando”, expresó una de las habitantes.

Salud cero

Los vecinos de la comunidad no cuentan con centro asistencial o ambulatorio cercano, por lo que a la hora de necesitar  este servicio deben trasladarse hasta San Pedro para  ser atendidos.

Muchos aseveran que también se dirigen hasta el Hospital Victorino Santaella si se presentan emergencias “más delicadas”. “Aquí no tenemos cerca ambulatorios o centros de atención  del Gobierno, cuando alguno de los niños de la comunidad se enferma nos dirigimos a San Pedro o vamos a parar hasta el Victorino”.gf

Plagas atacan

Hace más de cinco años que la comunidad no ha sido fumigada por los entes encargados, lo que ha facilitado la reproducción de mosquitos en los alrededores según señalan algunos  habitantes.

“Una sola vez fumigaron y fue cuando estábamos comenzando a invadir, desde ese momento para acá más nunca lo hicieron”, dijo uno de los vecinos que habita la comunidad desde sus inicios.

Ronald Gil
rgil@diairiolaregion.net / @thedaniels21

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