«Si a los animales no se les deja sufrir, ¿por qué a los humanos sí?»
NUEVA YORK, (Especial). El astrofísico Stephen Hawking ha manifestado estar a favor del suicidio asistido para personas que sufren enfermedades terminales. Aunque el británico de 71 años, quien padece una enfermedad motoneuronal desde hace 50 años, dijo en algún momento que no apoyaba el derecho a morir porque siempre hay esperanza, ahora señala lo contrario.
En una reciente entrevista con la BBC, el científico ha expresado que quienes sufren de gran dolor deberían tener el derecho de poder elegir: “Nosotros no dejamos sufrir a los animales, ¿por qué entonces sí a los humanos?
“Pienso que quienes sufren una enfermedad terminal y padecen un gran dolor, deberían tener el derecho de elegir terminar con sus vidas. Y aquéllos que los ayudan no deberían ser perseguidos por la justicia”.
Sin embargo, a pesar de la clara posición de Hawking acerca del suicidio asistido, también aclaró que deben existir mecanismos de control para asegurarse de que la persona en cuestión realmente quiere ponerle fin a su vida y que no se trate de ningún tipo de presión o que “se haga sin su conocimiento o consentimiento como habría sido en mi caso”.
Tras una fuerte neumonía que contrajo en 1985, Hawking estuvo semanas en cuidados intensivos, conectado a un respirador artificial. Su estado era tan delicado que los médicos le sugirieron a su primera esposa que lo desconectara, algo a lo que ella se negó porque él nunca le había dado su autorización para tomar esa decisión.
La enfermedad del astrofísico ha avanzado tanto que por ahora solo puede comunicarse con movimientos de su mejilla captadas por un sensor de su computadora. A través de este mecanismo puede eligir palabras y frases sobre una pantalla que después pronuncia la famosa voz robótica del sintetizador de voz acoplado a su silla de ruedas.
Cuando Hawking fue diagnosticado con esta enfermedad incurable a sus 21 años, los médicos le dieron solo dos o tres años de vida. Sólo un 5% de aquéllos que padecen esclerosis lateral amiotrófica (ELA) logran vivir más de diez años.
Agencias
