Misión mentira a toda Venezuela

Para los venezolanos no es un secreto que el Gobierno no ha cumplido con las metas trazadas en las iniciativas de planes de viviendas, agudizando por supuesto el déficit habitacional en el país, como tampoco es un secreto que aún existen cientos de familias damnificadas esperando por sus casas desde hace años. Debemos recordar todos los planes que el Gobierno ha ofrecido, el Plan Avispa (1999), la Misión Hábitat (2004), la Misión Villanueva (2007) y la Gran Misión Vivienda Venezuela lanzada en el año 2011. Aunque ya no nos parece extraño, con tantos “planes” y “nuevas medidas” que toma el Gobierno, que ninguna funciona, lo que hacen es empeorar los problemas que sufrimos los venezolanos.

Entre el año 1999 y el año 2010, el Gobierno Central prometió la construcción de al menos 900 mil viviendas y según cifras del propio Ministro de Vivienda, Ricardo Molina, se construyeron 310.284, es decir, 34,5% de lo prometido. Ahora bien, en el año 2012, prometieron 200 mil viviendas, en prensa solo se reseñó la entrega de 94.410 viviendas, es decir  47% de lo prometido. Y todavía hay más de 10.000 familias damnificadas viviendo en refugios y gran cantidad de venezolanos habitando en zonas de alto riesgo.

¿Hay solución para esta crisis habitacional? Claro, pero se necesita recuperar la confianza para que se generen inversiones en Venezuela, mediante el respeto a la propiedad privada y a la normativa vigente. Sólo trabajando de la mano y de manera coordinada con el sector público y el sector privado se podrá solventar la grave crisis habitacional que vive el país.

La vida del venezolano cada vez se ha vuelto más dura, todos los días sufriendo el retraso del Metro de Caracas, las colas interminables, la inseguridad desbordada, con un salario mínimo que no alcanza para nada debido a la alta inflación que sufre el país, aunado a las responsabilidades que puedan tener los ciudadanos, como por ejemplo pagar el colegio de los niños, comprar la lista de útiles, comprar medicinas, viendo como estirar los reales y hacer magia para que alcancen todo el mes, y todo esto y más, gracias a la ineficiencia e incapacidad de este gobierno. No es posible que en un país tan rico, con tantos recursos y oportunidades, cada vez estemos peor, con más problemas, más pobres y con menos oportunidades.

No debemos rendirnos, la lucha por tener un país libre, democrático, con justicia y calidad de vida debe continuar. Nuestros hijos no merecen una Venezuela destruida. Por eso votemos este 8 de diciembre, para decirle a esa cuerda de enchufados que este país es nuestro, que ellos no van a destruirlo. La justicia tarda pero siempre llega.

Julio Borges

borgesjulio2009@gmail.com

@JulioBorges

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