EE. UU. abre el camino hacia una histórica reconciliación con Irak

US President Barack Obama delivers a speEl saludo entre Obama y Rohaní debía de ser la guinda de este pastel de diplomacia servido en la 68 Asamblea General de las Naciones Unidas

WASHINGTON. Pese a que el esperado apretón de manos entre Barack Obama y el presidente de Irán, Hasan Rohaní, no se produjo finalmente, ambos dirigentes se han manifestado abiertos a una negociación para resolver sus diferencias sobre el programa nuclear iraní y dispuestos a inaugurar una nueva era de entendimiento entre los que han sido los más irreconciliables enemigos del mundo durante más de tres décadas. La trascendencia de este paso, de concretarse en hechos, desborda la mera relación bilateral, puesto que los dos países son actores relevantes en varios de los principales conflictos internacionales.
El saludo entre Obama y Rohaní debía de ser la guinda de este pastel de diplomacia servido en la 68 Asamblea General de las Naciones Unidas. El encuentro se frustró primero en el almuerzo que el secretario general de la ONU ofreció a sus invitados y al que no acudió el presidente iraní porque sabía que se serviría alcohol. Posteriormente, la Casa Blanca informó que, aunque se habían buscado algunas alternativas, se renunció al saludo porque se había hecho “demasiado complicado políticamente para los iraníes”.
Aún sin ese simbólico gesto, esta Asamblea ha permitido lo que hasta hace muy pocos días parecía imposible: intercambio de palabras conciliadoras entre los presidentes norteamericano e iraní y la programación para este jueves de la primera entrevista de trabajo entre los responsables de la política exterior de ambos países desde la revolución islámica de 1979.
“No creo que una historia difícil pueda cambiarse de la noche a la mañana; las sospechas son muy profundas”, dijo Obama. “Pero sí creo que, si podemos resolver el asunto del programa nuclear, eso puede conducirnos a unas relaciones diferentes basadas en los intereses y el respeto mutuos”.
Respeto mutuo es una de las demandas habituales de Irán. Pero Obama ofreció otras garantías: la política de Estados Unidos hacia Irán no pretende un cambio de régimen y el Gobierno norteamericano reconoce el legítimo derecho de ese país a desarrollar la energía nuclear para usos civiles. “Tenemos que ser capaces”, manifestó, “de conseguir una solución que respete los derechos del pueblo iraní, mientras ofrecemos confianza al mundo de que el programa iraní es pacífico”.

Agencias

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