Reconstruyen la vida del pueblo yanomami a través de un libro

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Esta comunidad indígena habita en las sabanas y montañas ubicadas en la zona fronteriza con Brasil.

Como una galería histórica de sus vivencias, preferencias gastronómicas, pautas de crianza, sistemas educativos, actividades de subsistencia, creencias religiosas, costumbres, estructura política y situación actual se presenta a los lectores Los yanomami, primer volumen de la Serie Pueblos Indígenas, Colección Taima Taima, publicado por la Fundación Editorial El Perro y La Rana del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

La autora del libro es la antropóloga del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Hortensia Caballero Arias, quien ha realizado estudios etnográficos entre el pueblo yanomami desde hace más de dos décadas, específicamente sobre los procesos de cambio cultural y político, construcción de identidades, educación y demarcación de tierras.

Los yanomami habitan en áreas de selva tropical, sabanas y zonas de montaña entre las fronteras de Venezuela y Brasil, abarcando los estados venezolanos de Amazonas y Bolívar y los estados brasileños de Roraima y Amazonas.

En la obra se hace alusión principalmente a los miembros de las comunidades que residen en el sureste del estado Amazonas (Mavaca, Ocamo, Platanal y Mavakita en el Alto Orinoco), donde los yanomami constituyen el pueblo indígena más numeroso de la entidad.

La obra fue editada por El Perro y La Rana

Rasgos únicos

La gran familia lingüística y cultural yanomami está compuesta por los subgrupos yanomami (yãnomãmi), sanema (sanumá, sanima), yanam (nimam) y yanomae (yanomam). “El idioma o lengua yanomami (yanomama) en su conjunto es independiente. Eso quiere decir que, hasta el momento, no se ha comprobado que exista otra lengua indígena en el continente americano que esté relacionada o emparentada con la yanomami” señaló en el texto la investigadora del Centro de Antropología del Ivic.

En Brasil existen 13.000 yanomami aproximadamente, distribuidos en 228 comunidades (shapono) a lo largo de 96.650 km² de territorio. En Venezuela, la población representa el 1,3% del total de pueblos indígenas censados por el Instituto Nacional de Estadísticas en 2011, es decir, unos 9.400 individuos que ocupan alrededor de 45.000 km² de extensión de tierra agrupados en 220 comunidades.

De acuerdo con Caballero, los yanomami “son una de las sociedades aborígenes que se ha mantenido relativamente aislada de los cambios socioculturales impuestos por la sociedad nacional o envolvente, aunque siempre ha existido cierta relación con el resto de los venezolanos”.

Los primeros registros conocidos sobre los yanomami datan de finales del siglo XVIII y provienen de crónicas suministradas a los conquistadores españoles por los yekuana, maco y baré.

En cuanto al contacto directo y sostenido con los “criollos” (napë), la referencia más cercana es mediados del siglo XX con la llegada de los primeros misioneros religiosos (evangélicos y luego católicos) al Alto Orinoco, distanciamiento que les ha permitido a los yanomami conservar sus raíces y al mismo tiempo establecer relaciones interculturales con otros pueblos indígenas.

Pese a su lejanía, el pueblo yanomami se ha beneficiado con diversas prácticas occidentales, como la medicina moderna, el Régimen de Educación Intercultural Bilingüe decretado por el Estado en 1979 y algunas misiones sociales en el ámbito educativo.

Dueños por hecho y derecho

Con la promulgación de la Constitución Bolivariana de Venezuela (1999) y la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas (2001), un gran porcentaje de pueblos indígenas establecidos en Venezuela comenzaron a trabajar en la demarcación de sus tierras. De hecho, la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (2005) reafirma el compromiso del Estado en ese sentido, reconociendo en su artículo 20 “su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan, así como la propiedad colectiva de las mismas, las cuales son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida. Las tierras de los pueblos y comunidades indígenas son inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles”

La investigadora del Ivic y escritora del libro, Hortensia Caballero Arias, aseguró que se han elaborado talleres y mapas donde se indica la ubicación exacta de esos territorios. “Ellos están conscientes de que parte de sus tierras descansan sobre áreas protegidas, por lo que se está trabajando en el levantamiento de la información cartográfica con miras a solicitar formalmente la demarcación”.

En el año 1991 se decretaron dos Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae) sobre tierras yanomami: la Reserva de la Biosfera Alto Orinoco-Casiquiare y el Parque Nacional Parima-Tapirapecó. Según el Sistema Venezolano de Información sobre Diversidad Biológica, la primera está conformada por 8.477.466 hectáreas (45% del territorio amazónico y 9% del total del país); mientras que el segundo tiene una superficie de 3.420.000 hectáreas.

“Seguir publicando sobre pueblos indígenas es tratar de reflejar la gran diversidad cultural del país a través de trabajos serios, completos, en prosa inteligible y mostrando la variedad etnográfica de estas poblaciones, sin congelarlos en el tiempo, pues viven en la misma Venezuela que nosotros. Es una forma de decirle al mundo no solo que existen y que son culturalmente diferentes, sino que se deben crear espacios y oportunidades de diálogos entre ambos mundos; allí radica la interculturalidad entre los pueblos” dijo la escritora.

Un ejemplar de Los yanomami fue depositado en los anaqueles de la Biblioteca Marcel Roche para consulta de los interesados.

Prensa IVIC

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