
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, que produce lesiones descamativas, gruesas e inflamadas, con una amplia variabilidad clínica y evolutiva. Se trata de una enfermedad de una fuerte base genética, caracterizada por la alteración de la proliferación y diferenciación de las células de la epidermis, que es la capa más superficial de la piel.
La prevalencia de la psoriasis es relativamente alta en la población general. Oscila entre 0,6% y 4,8%, y afecta la calidad de vida de manera sustancial asociándose con un aumento de las tasas de morbilidad y mortalidad. En los niños es común ya que en el 30% de los casos inicia antes de los 20 años de edad.
Ésta se manifiesta de distintas maneras, pero la más común son placas descamativas crónicas que afectan a los codos, las rodillas y el cuero cabelludo. Los factores de riesgo son el consumo de tabaco, el alcohol, una dieta alta en grasas y carbohidratos, infecciones, medicamentos, y el estrés diario. No es contagiosa pero si puede ser hereditaria y es más probable que la hereden los hombres que las mujeres.
A diferencia de los adultos, la psoriasis en los niños provoca más picor, es más frecuente en niñas, se observan lesiones más delgadas y menos descamativas, y se desencadena con más frecuencia por las infecciones, el trauma físico y psicológico. Es frecuente que afecte la cara y las zonas flexoras, pero es raro en uñas, palmas, plantas, mucosas y articulaciones. Puede verse en menores de dos años, mayormente en el área del pañal.
En Venezuela es alarmante el aumento en la frecuencia de nuevos casos de psoriasis y éstos a su vez con una tendencia a una mayor prevalencia de síndrome metabólico. Pero esta no es únicamente una enfermedad de la piel, sino que es también una enfermedad sistémica. Así, pueden presentarse mayor número de eventos cardiovasculares (infartos, ACV) con un impacto significativo en la morbilidad y mortalidad. La Dra. Zulay Rivera, dermatólogo de UNIMEL, indica que “datos recientes demuestran que la psoriasis es una enfermedad inflamatoria compleja, lo que sugiere que puede ser uno de los componentes del síndrome metabólico y si se torna grave el paciente requerirá hospitalización por causas cardiovasculares”.
La Dra. Ingrid Rivera, dermatólogo y pediatra de UNIMEL, indica que “el aclaramiento completo y permanente de las lesiones es poco realista, y la recaída es frecuente por lo que es una enfermedad que se controla más no se cura”. El objetivo del tratamiento de la psoriasis es mejorar los síntomas físicos y psicológicos, reducir al mínimo el efecto de la enfermedad en el desarrollo psicosocial y limitar los efectos adversos de los fármacos sobre la salud en el futuro.
Los principales tratamientos son tópicos como los esteroides, y los ahorradores de esteroides como el calcipotriol y el tacrolimus. En menor frecuencia también se puede usar el alquitrán de hulla, la antralina y los retinoides. Todos estos pueden usarse solos o combinados, ya que tienen propiedades antiinflamatorias y antiproliferativas, que reducen el eritema, la descamación y el picor.
En los pacientes que no responden a la terapia tópica puede ser considerado el uso de la fototerapia. Aunque en los adultos, la más efectiva es la fototerapia UVA con psoraleno, la fototerapia UVB de banda estrecha se considera de primera línea en el grupo de edad pediátrica para la psoriasis, por sus menores efectos adversos.
Cuando tanto la terapia tópica como la fototerapia no logran controlar la enfermedad y las lesiones son severas, es necesario recurrir a la implementación de una terapia sistémica, que son frecuentemente usadas y han sido muy estudiadas en adultos pero no así en niños. Entre las opciones se encuentra el metotrexato, acitretina, ciclosporina y los novedosos biológicos. Difieren entre ellos en la rapidez de su inicio de acción, en los efectos adversos, en la duración del tratamiento y en la forma de aplicación bien sea tomado o inyectado.
La psoriasis representa un reto especial para los dermatólogos, ya que se deben mejorar las lesiones sin provocar daño al resto de la salud. Por estas razones, en UNIMEL se cuenta con un equipo multidisciplinario ofreciéndole al paciente que sufre este tipo de enfermedades dermatológicas una evaluación completa donde es atendido por dermatólogos, licenciados en nutrición, médicos internistas especialistas en enfermedades endocrinometabólicas y la evaluación guiada por ecosonograma de la grasa corporal y eco abdominal para descartar hígado graso, y contamos con la fototerapia UVB de banda estrecha que es una opción terapéutica eficaz y segura.