Religión o hechicería

No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, NI quien practique adivinación, NI agorero, NI sortílego, ni hechicero, NI encantador, NI mago, NI quien consulte los muertos. (Deuteronomio 18:10,11)

 

A través del tiempo nuestro Señor  concede a muchas personas dones espirituales. Estos dones venidos del cielo son exclusivamente para llevarlos a cabo en las necesidades del prójimo. Apóstoles, profetas, videntes, sanadores, etc., han sido dotados de tales virtudes  sobre todo por su amistad con Dios. Cada uno de nosotros recibió su propio don en la medida que Cristo los ha distribuido  “Subiendo a lo alto llevaba cautivos y repartió dones a los hombres” (efesios 4:8)

Sin embargo existe la controversia en torno a los milagros de sanidades y exorcismo que realizaba Jesús y los cristianos primitivos como agentes de Dios, ya que sus adversarios los acusaban de ser más bien representantes de las fuerzas espirituales malignas.

Ya que en el Libro de los Hechos nos vamos a encontrar con la magia espiritual, debo decirles unas palabras acerca de la relación que existe entre religión y hechicería. Por lo general la religión organizada se opone a las prácticas mágicas, y al mismo tiempo éstas son parte esencial de la mayoría de las religiones paganas y están aceptadas por las instituciones religiosas actuales. Los que las practican las consideran religiosas, no mágicas o de hechicería. Sin embargo, todos esos poderes o prácticas espirituales son de hechicería, aunque se den en un contexto religioso. No resulta posible trazar líneas divisorias claras entre lo uno y lo otro.

Jesús fue constantemente acusado de expulsar demonios con el poder de Belcebú, el jefe de los demonios (Lucas 11:15); dicho de otro modo, los letrados sostienen que las curaciones de Jesús son producto de magia.  A través de tal comparación Jesús deja claro dos cosas, que su poder viene de Dios y que son los letrados los verdaderos cómplices de Satanás.

Por Dios no puede estar con Satanás quien se apoya en los instrumentos de nuestro Señor Jesucristo como su cruz, la corona, los clavos, el agua y el vino, aceite de unción y el lavabo de los pies para la sanación. ¿O es que Jesús sanaba y predecía con tabaco, cartas, velas u otro tipo de material para la adivinación? Mas ¿cuánto era el costo por su consulta? Aquel que piensa esto,  está acudiendo a la pedagogía de la calumnia y la difamación contra una virtud, facultad o regalo de Dios a una persona.   No se hagan ilusiones, de Dios nadie se burla (Gálatas 6:7) Y SI piensan que tales facultades que Dios  concede es una práctica de Satanás, entonces que el Señor se apiade del alma de los que blasfeman como lo hicieron con Jesús nuestro Señor.

¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.

Vinicio Guerrero Méndez

Salir de la versión móvil