TROMPO EN LA UÑA// Viviendo en tierra de nadie por @FMPinilla

Venezuela es un país que hasta el año 1998 enfrentaba una severa crisis social, política y económica

Venezuela es un país que hasta el año 1998 enfrentaba una severa crisis social, política y económica. Como los países latinoamericanos, en general, luchaba por sacudirse décadas de demagogia, de corrupción y de malos manejos de los recursos. Era una bicicleta con las tuercas sueltas y la cadena floja, pero rodaba porque había una institucionalidad, un respeto, diminuto, pero existente por las máximas autoridades. El que gobierna un país democrático no es un sultán, sino un ciudadano más con deberes y derechos; y esos deberes los atan, como ocurrió en el caso de CAP, a rendir cuentas a la nación. Aquella maquina semi accidentada sólo requería de un pequeño ajuste.

Sin embargo aquel desorden que existía jamás imaginó que llegaría una secta al poder. El fanatismo es el peor mal que puede enfrentar un país, y a nosotros nos tocó. Luego de 14 años (casi 15) ya es poco lo que queda de aquella infraestructura que necesitaba ser aceitada y puesta nuevamente a trabajar. Los retos de este nuevo milenio, no pasan por los que se plantea una revolución que se quedó en nombre y que luego de más de una década, aún debe recurrir al recuerdo del último gobierno democrático para redimir sus propios pecados.

Hoy no existe país sino una serie de piezas tiradas a lo ancho y largo de un territorio que pensó que a futuro podía ser mejor. Hoy es ese futuro, pero no somos mejor, somos una nación llena de anarquía, un campo en el que se hace lo que se quiere porque se perdió el respeto. Porque una excusa, algunos gritos, arengas contra el capitalismo y la derecha, son suficiente para dormir la ira del pueblo que sigue esperando, luego de más de esa larga década, que mejoremos.

En Venezuela sucedió como si en un manicomio toman las riendas los locos. Ya no hay terapias, ya nos remedios, ya no hay orden. Ahora el nuevo culpable es el “cadivismo”, suerte de “coco” que, según el oficialismo, es el hijo de la derecha; sin embargo lo que no recuerdan, es que fue la derecha del difunto la que creo ese armatoste de corrupción, de opresión a la libertad y el derecho a elegir qué hacer con nuestros ingresos y nuestras inversiones. El cadivismo es rojo, tiene nombre y apellido. El gobierno hizo un festín con las divisas y ahora cuando la caja no les cuadra, buscan desesperadamente culpables. Hoy todo es el cadivismo. La inflación de una economía muerta, dependiente de la poca renta petrolera que no han podido mejorar luego de más de una década, es culpa del cadivismo. La escasez de productos por falta de una empresa privada fuerte, solvente, trabajando de la mano del gobierno para producir, es culpa del cadivismo. Pero el problema va más allá de si una persona se llevó dos cupos para comprar zapatos y teléfonos y venderlos entre sus panas. El rollo es el dinero que se ha dilapidado es estupideces, en caprichos, en campañas, en proyectos, promesas; es decir, mentiras que jamás se hicieron realidad.

La verdad es que sin control el país es como cabrito suelto en la montaña. La calidad en los productos está por el suelo, porque no hay estándares de calidad, la deforestación es agresiva y se hace sin la mirada de ningún ente que regule el tema. No hay respeto por las normas; Las reglas, nadie las cumple, porque el mejor ejemplo de anarquía viene de los de arriba. Si ellos, los que deberían poner orden, son los primeros desordenados, la lógica arrastra al resto de abusadores que hacen lo que se les da la gana en el país, a sabiendas que nadie le pondrá el cascabel al gato, y menos si dices ser afecto al gobierno.

Que luego de 14 años se hable que aún falta por mejorar “el socialismo” sería como si César Farías pierde las próximas eliminatorias con la Vinotinto (esperemos que no se convierta en una especie de dictador futbolero) y aún dijera que se debe seguir trabajando para mejorar las fallas. ¿Qué se ha hecho con la renta millonaria (pues aunque no es lo que se debería estar recibiendo, es bastante) que ha percibido el gobierno todo este tiempo? ¿Sólo el “cadivismo” sirve para justificar que seamos más pobres que hace 14 años? O ¿mentimos como el ministro Yvan Gil, quién declara que la inflación la han mantenido controlada todo el año? ¿En qué mercado, farmacia, tienda de ropa, ferretería o cualquier tienda compra el ministro? Nada es más económico, nada se consigue, nada sirve.

Sin embargo el país camina hacia el precipicio de la anarquía cifrando nuestras esperanzas en unas nuevas elecciones, que esperemos (aunque seguramente será así) no nos traigan un nuevo trago amargo. Pero, ¿cómo se confía en el CNE, si la rectora máxima de este organismo, hace las veces de mamá del señor que ocupa momentáneamente la silla presidencial? Y es que al inquilino de Miraflores se le pide presente su partida de nacimiento, y ella sale en su defensa con un supuesto papel, lo muestra en un canal oficial, y con eso pretende terminar la polémica. ¿Ella es su mamá? ¿Ella es su abogada? ¿Ella trabaja para él (en la práctica sí)? ¡No! Ella debería ser la rectora de un organismo que según la constitución no debe tener color político. Pero acá se enfrenta el Barcelona y el Real Madrid, y el árbitro es merengue.

No existe lógica. Se perdió todo. El país camina por la inercia que nos lleva por la bajada hasta el precipicio de la anarquía que vivimos, y en la que los más vivos se enriquecen. Quizás, si se portan mal, alguno recibe una reprimenda como los imputados por “corrupción”. ¿Cómo se mata una culebra sin tocar su cabeza? ¿Cómo se combate la corrupción, cuando nuestros gobernantes son los más corruptos?

Se acabó la lógica y el orden.

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