Menos mal que Capriles Radonski está dando ejemplo de dinamismo y capacidad combativa. Sus recorridos recientes por municipios de Anzoátegui y Bolívar, despertaron gran emoción colectiva, como pudo apreciarse en las concentraciones públicas que reunió
Octavio Lepage
Faltan apenas días para el 8 de diciembre, cuando los venezolanos vamos a elegir alcaldes (337) y concejales. Es imperativo echar el resto para motivar a los electores a que concurran todos a votar. Hasta el momento, la atmosfera electoral esta fría, luce muy pasiva. Aceptemos que ello se explica porque el CNE apenas hace pocos días autorizó el comienzo oficial de la campaña electoral.
Menos mal que Capriles Radonski está dando ejemplo de dinamismo y capacidad combativa. Sus recorridos recientes por municipios de Anzoátegui y Bolívar, despertaron gran emoción colectiva, como pudo apreciarse en las concentraciones públicas que reunió. Como en el poco tiempo que falta no podrá recorrer todo el país, es indispensable, que se incorporen a tiempo completo a la campaña los dirigentes de partido y de otras organizaciones integradas en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
A alguien con experiencia le escuchamos recientemente observaciones que vale la pena examinar con objetividad. Él considera que este régimen en 14 años ha prometido tanto sin cumplir nada o muy poco, que promesas electorales y planes de gobierno están desacreditados por completo, quien sabe por cuánto tiempo. No generan emoción electoral ni aportan votos. Eso sí, serán muy útiles para alcaldes y concejales ya electos y en funciones.
Además del crecimiento sustancial del número de alcaldes y concejales, lo que tendría importante significación política, la derrota contundente de los candidatos del gobierno, va a potenciar grandemente a la oposición democrática y generar condiciones políticas que obliguen a este presidente ilegítimo a una apertura propiciadora de una transición pacífica hacia la democracia pluralista. Cuando esté en marcha ese proceso de apertura será el momento en que el dialogo ocupe el centro del escenario político. No antes.
En todo caso, debe quedar claro que no es tolerable un gobierno atropellador, corrupto y represivo como el actual. Se impone un cambio de gobierno para restablecer la tolerancia política, la convivencia pacífica de los venezolanos. A hurtadillas está circulando la tesis sospechosa de que lo conveniente para las fuerzas democráticas es que Maduro permanezca en el gobierno hasta 2019. Aquí cabe la expresión increíble pero cierto. Esta “tesis” debe ser desenmascarada. Para restablecer la democracia en Venezuela, para poner cese a la confrontación, a las persecuciones, a las corruptelas, a las violaciones a la Constitución, en fin, a todas las barbaridades insólitas que se están cometiendo en la actualidad, debemos obtener una gran victoria el 8D, y desplegar una acción política perseverante hasta lograr un cambio pacífico de gobierno, lo más pronto posible.