¿Guerra económica o economía de guerra?

Alfonso Álvarez A.

 

Mientras el gobierno se empeña en hacer creer que estamos en una guerra económica, más bien pudiéramos decir que estamos en una economía de guerra, ¡que no es lo mismo! Dados todos los eventos que vive a diario nuestro país, entrampado en una economía devastada, sin rumbo, hacia una desaceleración para terminar en un ciclo de estanflación, con una inflación del 56%, la más alta del planeta, un índice de escasez que ronda el 23%, una economía de puertos con importaciones de todos nuestro productos de consumo de primera necesidad, lo cual se deriva por una producción nacional nula, entre otras causas, debido a las expropiaciones y la inseguridad jurídica reinante en el país, un déficit fiscal del 15% del PIB, con previsión a devaluar la moneda en un 100%, para obtener más bolívares con menos dólares, atendiendo a la baja producción de Pdvsa.

De 900.000 empleados públicos que habían en 1998, ahora tenemos más 2.500.000, en el entorno de una deuda de Pdvsa de $50 millardos, una deuda externa de casi $250 millardos con un crecimiento de 60% con respecto al 2012, un Fondo Chino que consume más de $50 millardos en deuda rotatoria, honrada inconstitucionalmente con petróleo, 20 fondos paralelos ilegales (parapetos fiscales) que canalizaron $40 millardos en 2013, cargas fiscales de hasta 75% a las empresa que afectan sus ganancias, obligadas a pagar 22 impuestos y contribuciones fiscales y parafiscales. Un país invivible donde los homicidios llegaron a casi 25.000 en 2013 con un aumento de un 400% desde 1999 de los cuales 95% quedan impunes.

Se han invadido más de 25.000 inmuebles, y se han intervenido 3.000.000 de hectáreas de terrenos agrícolas o de explotación ganadera, de 16 ministerios que había en 1999, ahora tenemos 34, con más de 100 vice ministerios. Ante todo este tenebroso panorama nacional, si podemos diferenciar entre una guerra económica y una economía de guerra. Veamos: “Se denomina economía de guerra a la que se aplica en momentos históricos de fuertes convulsiones violentas, sean o no conflictos armados; o en periodos de extrema autarquía y que tiene por objeto mantener el funcionamiento de las actividades económicas indispensables mediante la represión, procurar abastecimiento a base de importaciones, desincentivar el consumo privado y controlar la economía nacional desde el Estado”, entre otras. ¿A quién se parece? Dentro de las actuaciones fundamentales del gobierno para acentuar esta economía de guerra se encuentran: extraer todos los recursos de Pdvsa para fines fiscales, e imprimir dinero sin respaldo en el BCV, mediante una política monetaria expansiva que inunda la economía venezolana de bolívares sin respaldo, generando alta inflación.

Endeudar la república en cifras astronómicas, a pesar de los altos ingresos históricos petroleros. Enfatizar en las expropiaciones y las intervenciones de las pocas empresas productivas que aún quedan, hasta exterminarlas, pasando a un control absoluto del gobierno. Asignación decreciente de dólares a través de Cadivi al sector privado, para con ello el gobierno centralizar totalmente las importaciones.

Someter al ciudadano a las colas diarias y recurrentes para que estos puedan obtener los productos de consumos básicos, y con ello lograr totalmente la dependencia de los consumidores del gobierno central. Severo control de cambio que someta al ciudadano cuando salga del país; así como a las empresas privadas que necesiten las divisas para importar los insumos de producción bienes de consumos básicos.

Esto sí es una economía de guerra, no una guerra económica.

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