Resistencia juvenil

Octavio Lepage

 

La proclamación de Maduro como presidente por Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), a pesar de que el candidato Capriles, con pruebas en la mano de graves irregularidades, reclamaba el reconteo, generó desaliento y hasta pesimismo, que se acentúa al conocerse los resultados de las elecciones municipales del 8D que sorprendieron a la oposición.

Este clima de desaliento estimuló el surgimiento de una teoría en el seno de los opositores, según la cual no valía la pena esforzarse y arriesgarse en una lucha sin destino, y que lo sensato era dejar que Maduro gobernara sin mayores obstáculos hasta 2019.

Esa atmósfera de conformismo le venía como anillo al dedo a Maduro, quien podía continuar tranquilo en Miraflores sin que nadie criticara ni se opusiera a sus torpezas, abusos y arbitrariedades. Esa comodidad se vió alterada cuando los universitarios anunciaron su marcha, el 12 de febrero, “Día de la Juventud” en solidaridad con los universitarios tachirenses encarcelados. Su reacción fue brutal. Como la marcha fue absolutamente pacífica, envió a motorizados armados a desencadenar la violencia. Efectivamente hubo dos muertos que no pudo achacarle a la oposición porque un video reveló que habían sido causadas por un miembro del Sebin.

Este episodio fue el punto de partida para represión de más largo alcance. La primera víctima fue Leopoldo López, quien nada tuvo que ver con lo sucedido el 12 de febrero, y sin embargo se le acusó de varios delitos y sin prueba alguna está en la cárcel. Al mismo tiempo fueron detenidos varios dirigentes estudiantiles, la mayoría maltratados salvajemente por policías y guardias nacionales envenenados por el odio. Los estudiantes no se quedaron solos. Los venezolanos se movilizaron en su defensa y apoyo; y desde ese día hasta hoy se han mantenido en la vanguardia de la lucha.

Esta movilización estudiantil ha cambiado por completo el panorama político; y ha facilitado objetivos importantes para la oposición. Al gobierno se le ha caído definitivamente la careta de demócrata. A pesar de la indiferencia de gobernantes latinoamericanos que mucho tienen que agradecerle a la actitud firme de los gobiernos democráticos venezolanos contra gorilas que gobernaban en países de América del Sur y del comportamiento alcahuete de la OEA, la presión pública en sus respectivos países empieza a dar resultado.

Es obvio que los líderes estudiantiles que convocaron al pueblo a manifestaciones de apoyo y repudio a un gobierno como el de Maduro, que ya tiene perfiles gorilas, fue sumamente positivo. De no haber sido por ellos la política venezolana seria hoy un mar muerto. Por supuesto, los estudiantes no pueden olvidar la lucha y el compromiso adquirido de trabajar sin descanso por la restauración plena de la democracia en Venezuela. Así espera un pueblo agradecido y orgulloso de sus jóvenes.

 

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