Otra era de oro para la Televisión

Recientemente han comenzado a oirse algunas minoritarias voces de alarma, señalando que algunas series ambiciosas no están teniendo la repercusión que se esperaba, se puede hablar todavía de una nueva Era de Oro de la televisión
Recientemente han comenzado a oirse algunas minoritarias voces de alarma, señalando que algunas series ambiciosas no están teniendo la repercusión que se esperaba, se puede hablar todavía de una nueva Era de Oro de la televisión

Existe una persistente afirmación de que la televisión (al menos la norteamericana) vivió una primera Era de Oro en los años cincuenta. Hoy estaría viviendo otra, pero las circunstancias son muy distintas

Revisar hoy las viejas series de televisión suele tener efectos ambiguos. Las repeticiones del canal para abonados TCM suelen tener efectos contradictorios. A veces sirven simplemente para confirmar viejos prejuicios: Bonanza se cae a pedazos, con sus diálogos sentenciosos, sus caracteres de cartón y su moralina, pero eso ya ocurría hace medio siglo: el programa nunca fue bueno. Combate ha sobrevivido sorprendentemente bien, con libretos ceñidos, relatos concentrados, un equilibrio entre la tensión y el retrato de personajes.

Revisiones

El pasado fin de semana, el autor de estar líneas se pasó media tarde viendo en DVD unos diez o doce capítulos de la legendaria serie de Rod Serling Dimensión desconocida, y tuvo una de sus comprobaciones positivas: libretos inteligentes (Richard Matheson, Charles Beaumont, el propio Serling), buenos elencos, adecuado aprovechamiento de un presupuesto bajísimo. Sigue siendo, probablemente, la mejor serie de televisión de la historia.

Pero eran tiempos totalmente distintos a los actuales, claro: la televisión competía con un único adversario, el cine, y ambos medios apelaron a estrategias exactamente opuestas para retener a sus respectivas audiencias. Mientras la industria del cine apelaba a los grandes espectáculos, las pantallas anchas, el color y el sonido estereofónico que la TV no podía ofrecer, lo mejor de ésta se jugaba en cambio al drama pequeño, una mayor cotidianidad, a veces cierto realismo. Pero ciertas realidades se solaparon: Hollywood se enriqueció llevándose mucho talento televisivo, desde Sidney Lumet a Ralph Nelson.

Superproducciones

Se ve más dinero en la pantalla en series como Roma (que duró dos temporadas con un costo de alrededor de diez millones por capítulo) y Game of Thrones (que está llegando a su cuarta temporada con un costo de seis millones por episodio).

Agencias

Salir de la versión móvil