Inflación y escasez: Las guarimbas del Gobierno

He sostenido la tesis que el actual colapso económico de Venezuela era predecible, y para justificarla me he basado en dos argumentos fundamentales. Uno, es que la élite que está dirigiendo el actual proceso sociopolítico sobrepuso la agenda política sobre la económica con el único objetivo estratégico de consolidar un esquema electoralista que les garantizara mantener el poder por tiempo indefinido, y como complemento, ha tenido que recurrir a la violencia física e institucional; y el otro, es que se ha implementado un sistema de economía centralizada de tipo comunista donde el Estado impone rigurosos controles han quebrado el aparato productivo nacional privado para ser sustituido por un agresivo proceso de importaciones que ha degenerado en altísimos niveles de inflación y de escasez; que están evidenciando el agotamiento del actual modelo político-económico y que lo amenazan con volverlo añicos porque viene en caída  libre y sin paracaídas.

La inflación acumulada durante los últimos 15 años en Venezuela es de 1.300% y sólo en el 2.013 fue del 56.2%, convirtiéndose en la más alta del mundo; pero además, se espera una súbita subida de más del 30% en el plazo inmediato debido a los últimos anuncios cambiarios y a la liberación de precios de productos de la cesta alimentaria; pero a esto habría que sumarle los efectos inflacionarios de otros costos en servicios como transporte, agua, luz, teléfono, electricidad o pago de alquileres residenciales y comerciales.

Pero el panorama se complica aún más, porque a la disminución del poder adquisitivo se le agregan las consecuencias  de una escasez que está cerca del 50% y cuya manifestación evidente son las humillantes colas para comprar harina precocida, aceite, aceite, café, leche o papel higiénico.

Si las actuales “guarimbas focales” son violatorias del derecho al trabajo y al libre tránsito, la inflación y la escasez se han convertido en inmensas barricadas que el actual régimen ha construido para impedir el desarrollo de un derecho humano fundamental como es el de la vida misma.

ALCALDES EN EL FILO DE LA NAVAJA. El gobierno nacional está ejecutando una macabra estrategia para que las actuaciones de los alcaldes de oposición en el control de las actuales manifestaciones dejen de ser un problema y pasen a formar parte de la solución, y para eso ha contado con el incondicional apoyo del TSJ, la GNB, dirigentes del Psuv y los colectivos paramilitares violentos. La sentencia del máximo tribunal sobre las guarimbas obliga a los alcaldes a derrumbarlas bajo riesgo de desacato, con la consecuente destitución de sus cargos y/o apresamiento; como pasó con los alcaldes Daniel Ceballos y Enzo Scarano. El cómplice plan funciona así: si un municipio está libre de guarimbas, se activan los colectivos malandros y las arman ipso facto para generar el argumento artificial del desacato para que luego actúe el TSJ, “legalmente”. Eso lo vimos la semana pasada en Carrizal y Los Salias cuando en Montañalta y la perimetral de San Antonio de repente aparecieron unos encapuchados armados y montaron el berrinche, ante la mirada complaciente de la GNB; pero ya Josy Fernández y José Luís Rodríguez tienen control de la situación y diseñaron un mecanismo especial de inteligencia que les ha permitido detectar a los infiltrados para que no les embochinchen las manifestaciones pacíficas.

ADRIANA URQUIOLA, UN ANGEL DE LUZ. La muerte de esta muchacha me impactó el alma, no solo porque fue  una víctima de la terrible polarización y violencia política que padecemos sino porque al conocer su historia personal y familiar pude constatar que era un ser humano lleno de virtudes y sensibilidad social, pero que fue asesinada por un delincuente oficialista protegido por la impunidad. Adriana sólo quería vivir su vida junto a su esposo Alex y su hijito que tenía en el vientre Alex Adrián, y para lograr ese legítimo derecho andaba huyendo de los desalmados colectivos violentos y los irracionales guarimberos, cuando una bala politizada le quitó la vida en Los Nuevos Teques.  Cuando pienso en la desgracia de su familia y sus amigos al no volverla a tener, lo que provoca no lo puedo escribir porque me meterían preso; pero la indignación nos obliga a pedir la pena más implacable para sus asesinos, aunque la justicia jamás podrá recomponer el daño causado. Fui al cementerio Metropolitano de Los Teques a darle el pésame a mi amiga Nancy Méndez, su suegra, y a despedir a Adriana, a quien no pude conocer pero los que sí tuvieron ese privilegio dicen que era una ángel de luz y por eso no dudo que ya tiene el cielo ganado junto a su otro angelito, Alex Adrián. Paz a su alma y fortaleza a su esposo y a toda su familia.

YHENDY, OVATSUG Y ORIANITA. No manejo cifras precisas sobre la cantidad de venezolanos que han tenido que abandonar el país por culpa de este régimen totalitario, incapaz y corrupto; pero con seguridad, son millones. Muchos se han marchado y lo siguen haciendo por la grave crisis económica y por la inestabilidad política; pero hay otros tantos que han emigrado por la atormentante inseguridad personal o porque aquí no existen condiciones materiales y laborales para desarrollar sus capacidades intelectuales; como es el caso de mi querida amiga Yhendy García, que junto a sus esposo Ovatsug y su inteligentísima hijita Orianita, se vieron en el doloroso trance de abandonar a su familia, a sus amigos y a su Patria porque la vida se les hizo insoportable en Venezuela. Viví la desagradable experiencia de despedir a esta familia de jóvenes profesionales y compartí con sus seres queridos que se quedaron aquí, el sentimiento de impotencia, frustración e indignación de saber que se fueron por razones ajenas a su voluntad. Me consta el drama por el que tuvieron que pasar el patriarca Pedro García, sus hijos Pedro, Amelia y Margly; junto a Camelia, Julio Mijares, Pedro Luís, Ymarú, Pedro José, Katty, Katherine, Gabrielita, Camila, Betsabeth, Maye, Miriam, Gustavo, Jhon, Porfirio, y el morocho Luís Miguel; pero todos mantenemos la esperanza de volver a compartir el “humito” de una buena parrilla familiar cuando los Rojas García regresen a su amada Patria Venezuela. Por lo pronto, les deseo toda la suerte del mundo porque es una decisión que supone una valentía que muchos no la tenemos; y para hacer eso hay que “amacharse”, como dice toda la tropa García de Lagunetica…

 

Sergio Graffe / Politologo

 

Salir de la versión móvil