Realizar un análisis del primer año de Gobierno de Nicolás Maduro es complicado porque no existe un método científico que permita separar por etapas los 15 años del modelo político que comenzó en 1.998 con la primera elección de Chávez como presidente de la República, es una gestión continuada, cuyos parámetros ideológicos son los mismos y las medidas obedecen a igual patrón de origen.
Para el politólogo y articulista de La Región, Sergio Graffe, los sistemas de gobiernos comunistas aplican la “Economía de Planificación Centralizada” cuya principal característica es que el Estado controla los medios de producción para la redistribución de la riqueza en detrimento del sector privado; “tal como el que se ejecuta en Venezuela desde hace 15 años, pero son esquemas que tienen una vida útil muy corta por las contradicciones dialécticas propias y por eso dan síntomas de agotamiento en el corto o mediano plazo. Esa es una razón de por qué los indicadores que permiten medir su eficiencia nunca son óptimos”.
-Cuando se analizan los indicadores sociales en todo este tiempo pareciera que existe una tendencia ascendente a disminuir problemas históricos como la pobreza o el desempleo; queda la duda de su veracidad porque las estadísticas son estimadas en base a métodos no convencionales y sobre cifras oficiales a las que no tienen acceso personas calificadas u organismos autorizados en esos temas. Por ejemplo, según el gobierno el desempleo en Venezuela es de menos de 10 %, pero se excluye el impacto de la economía informal que supera 50 % de la fuerza laboral. Igual manejo tienen las cifras sobre la pobreza regular y la extrema.
Tendencia acumulativa
En el caso de los indicadores económicos –agrega Graffe- también se observa una tendencia acumulativa que refleja la magnitud de la actual crisis porque el primer año de Maduro en el gobierno ha sido el peor de los 14 anteriores; no se podría afirmar que ha sido de su exclusiva responsabilidad sino que gran parte fue heredada de los mandatos del finado Chávez.
Lo objetivo es que desde 1.999 hasta 2.012 la inflación acumulada fue de 2.035 % y sólo el año pasado fue de 56.2 %, la más alta de todo el planeta; en ese mismo lapso hubo cerca de 200.000 asesinados por la inseguridad y este año la tasa de homicidios es de 54 % por cada 100.000 habitantes, (en los cuatro meses de este 2.014 van más de 3.000 asesinatos) lo que nos coloca como el sexto país más violento del mundo y el segundo de Latinoamérica. Además, la escasez de productos básicos de consumo supera el 50 %, lo que nos hace únicos en el mundo con estas “penosas cifras”.
-El gobierno de Maduro también debe cargar con otra herencia que es la deficiencia en la prestación del servicio eléctrico a nivel nacional y el deterioro de la infraestructura vial; lo que sí le es propio son las denuncias sobre violación a los derechos humanos a propósito de las protestas estudiantiles y ciudadanas a partir del 12 de febrero.
Difícil gobernabilidad
Todo lo anterior constituye un panorama muy complicado para la gobernabilidad del país y sería uno de los motivos fundamentales que justifican el diálogo promovido por Maduro; “para que esa iniciativa pueda generar confianza en toda la población tendría que presentar resultados concretos e inmediatos como la liberación de los presos políticos a través de una Ley de Amnistía para que bajen los efectos de la inmensa olla de presión en que se ha convertido la nación, porque de lo contrario pudiera ser percibido como un intento estratégico para ganar tiempo mientras pasa el temporal de la actual crisis. Sería cuestión de esperar para que se vuelva a presentar y con más fuerza”.
-Lo más bochornoso es que en 15 años esta continuidad gubernamental ha manejado recursos de la renta petrolera como jamás ningún otro gobierno los tuvo y que pudieron servir para competir con la calidad de vida de países como Dubái. Aún con estas cifras oficiales Maduro insiste en presentar números maquillados de indicadores ficticios para forzar la matriz de opinión de que su primer año fue exitoso; lo más insólito es que sus seguidores no sólo lo creen sino que lo repiten.
Daniel Murolo – [email protected] / @dmurolo
