Con Venezuela atravesada en la garganta

No es posible que nuestro conformismo e indiferencia solo complazcan las exigencias de una casta gubernamental que planifica sobre falsas esperanzas la perpetuación en el poder

Es difícil no desesperarse ante la agonía que representa un día en la vida de los venezolanos, batallando en desventaja contra la delincuencia, la inflación y la escasez. Absolutamente todas variables con que se evalúa un gobierno reprueban tajantemente al actual, siendo el mismo desde hace 15 años; inflación, inseguridad, servicios públicos colapsados y un abismal desempleo encubierto en buhonería que envuelve a más del 50% de la población en condiciones de trabajar, todo esto hace que la inconmensurables riquezas naturales de Venezuela sean no solo desaprovechadas sino inútiles.

Es aún más desesperante la lastimosa forma de vivir que han adoptados numerosos venezolanos deshonrosamente acostumbrados hacer penitentes colas para adquirir algo tan elemental como leche o papel toilett, definitivamente ¡no estamos bien! y lo peor es día a día dicha situación se agrava. Así mismo, es política de Estado diseñar una sociedad dependiente de políticas sociales y medios de producción colectivizados que ponen techo, límites a las aspiraciones individuales o familiares de los venezolanos, se usa una discursiva igualdad que en nada favorece la condición humana, es decir, la verdadera igualdad debe ser el trato igualitario de los entes del Estado ante toda persona sin distinciones ni preferencias de ningún tipo, que todos tengan la misma facilidad para acceder a la justicia, a la educación, a crecer conforme a sus capacidades y destrezas físicas e intelectuales, la igualdad que siembra el actual régimen es primitiva en cuanto pretende que todos vivamos en casas iguales, que vistamos similares, apartando el libre albedrío e imponiendo hasta lo que se debe comer, comprar ¡algo pavoroso! No estimado lector ¡no estamos bien! y vamos para peor, no es posible que la actual descalidad de vida nos gane, nos venza, estamos tan mal conducidos que somos un país petrolero con una década de boom de precios altos del barril y no se consigue ni gas domésticos ni suficiente gasolina.

No es posible que nuestro conformismo e indiferencia solo complazcan las exigencias de una casta gubernamental que planifica sobre falsas esperanzas la perpetuación en el poder, sí lo duda pues fíjese en las crecientes restricciones a las protestas y en la resolución 058 que busca adoctrinar a nuestros hijos sobre la base de una idolatría y adoración a los gobernantes.

Cuando observo la gente haciendo sumisamente largas colas para comprar comida solo veo un país que en otrora fue libertario y hoy se encuentra arrodillado.

Leandro Rodríguez Linárez / Twitter: @leandrotango

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