La Conferencia Económica de Paz

El desarrollo histórico del país y el contexto actual condicionan las posibilidades de evolución de nuestro modelo económico. Difícilmente la correlación de fuerzas y la tradición popular de Venezuela pueda admitir un esquema neoliberal.

Leopoldo Puchi

Las características del modelo económico por el que ha optado el Gobierno tienden a definirse con mayor precisión. Esta es una de las conclusiones más importantes que puede extraerse de las mesas de diálogo sobre economía y del discurso de Nicolás Maduro en la última sesión pública de la Conferencia de Paz que reunió a mil quinientos empresarios.

Se trata de pasos en el sentido de una actualización del esquema a seguir, que se inscribe en una perspectiva distinta a la estatización generalizada de los medios de producción y apunta al desarrollo de una economía mixta en la que convivan formas privadas, estatales y comunales de propiedad. Un asunto sobre el que había muchas dudas y que ahora parece que comienza a despejarse.

Maduro ha incorporado como elemento central de la nueva política económica la noción de economía productiva. También ha puesto de relieve el rol que le corresponde al sector privado dentro del modelo. Es lo más razonable, porque aporta capacidad de gestión y por su papel en la estructuración de la oferta y la demanda.

El desarrollo histórico del país y el contexto actual condicionan las posibilidades de evolución de nuestro modelo económico. Difícilmente la correlación de fuerzas y la tradición popular de Venezuela pueda admitir un esquema neoliberal. Pero al mismo tiempo, el escaso desarrollo de nuestro aparato productivo obliga a una dinámica de competencia en los mercados que permita el despliegue de las fuerzas productivas.

Las ideas neoliberales, difundidas ampliamente en el continente personalidades como Mario Vargas Llosa y en Venezuela por centros de estudio universitarios y por núcleos ideológicos como CEDICE, han creado un patrón mental en el que se visualizan los hechos sociales en blanco y negro, lo que obstruye la comprensión de la realidad. Han logrado mucha influencia en las élites intelectuales, políticas y económicas. De allí las dificultades que éstas tienen para comprender las potencialidades de un esquema mixto y de su pertinencia en el contexto venezolano.

Por supuesto, entre las grandes líneas y la ejecución concreta de  una política económica puede haber una amplia brecha. Problemas de eficiencia y de gestión, asuntos en los que fallan ampliamente los equipos gubernamentales.  Pero sería errado confundir la parte operativa con el modelo y cuestionar todo en bloque.

Que el sector privado no comprenda o no escuche el mensaje sería tan dañino como si el Gobierno retrocediera o diera vuelta atrás. Sopla el viento y es momento de entendimientos. El espacio es amplio. En la Conferencia de Paz se ha avanzado, aunque falta por definirse y explicar  aspectos determinantes como el rumbo y los acentos de las políticas de industrialización. De ahora en adelante, es mucho lo que se puede hacer, sin abandonar los intereses de cada clase o sector social.

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