Cuando se analizan las causas y consecuencias del fenómeno sociológico de la polarización política, podemos concluir que no es dañina en sí misma; pero es necesario corregir los efectos negativos cuando es manipulada con fines perversos.
Por ejemplo, la polarización política que surgió hace 15 años en Venezuela fue diseñada desde el poder con el firme propósito de dividir a la sociedad en dos pedazos antagónicos, con fines electoralistas, populistas y demagógicos. Es la razón fundamental de por qué al gobierno no le conviene la paz social, pues como lo reconoció hace poco el gobernador de Anzoátegui, Aristóbulo Istúriz, “la confrontación alimenta la revolución”.
La actual división de los venezolanos en de izquierda y de derecha o entre compatriotas y apátridas obedece a una estrategia confrontacional para impedir que haya puntos de unión en situaciones que nos afectan de igual forma a oficialistas, opositores o independientes; y así diluir el pegamento social que permite la organización popular y el reclamo de soluciones a problemas comunes.
El gobierno nacional le ha sacado provecho electoral a la forma de polarización inducida de pueblo contra pueblo, porque según esta premisa en una sociedad desigual como la nuestra siempre “los pobres” serán más que “los ricos”; pero la verdadera polarización es entre el pequeño grupito que detenta el poder del gobierno y que ha sido ineficiente y corrupto y la inmensa mayoría de venezolanos que padece las consecuencias.
Dos preguntas simples me sirven para sustentar esta tesis. De quién es la responsabilidad de que tengamos la inflación más alta del mundo, de las inmensas colas para adquirir los pocos productos que conseguimos, de los altísimos niveles de inseguridad que nos tiene como el tercer país más violento del planeta, de las fallas eléctricas, de que no aparezca el gas doméstico, del desempleo, del deterioro de la vialidad terrestre o de que los hospitales no funcionen?. Es del gobierno. Quiénes sufren en igual magnitud las consecuencias directas de esta crisis?. El pueblo en general.
El desafío es romper el paradigma que hemos internalizado de que pertenecemos a polos distintos, porque aquí el asunto no se trata de una lucha entre iguales sino entre una casta de políticos poderosos y minoritarios que han generado condiciones precarias para que la mayoría no se pueda desarrollar como ciudadanos. Cuando logremos ese nivel superior de conciencia individual, estaremos en mejores condiciones para organizarnos y exigir unidos el derecho a una vida digna; pero para llegar a ese nivel debemos repolarizar el conflicto y poner a cada cual en su lugar.
EL SINDROME DE LA MUJER MALTRATADA. Existe una filosofía de gobierno detrás de las colas. La idea que subyace es que los ciudadanos asumamos que el único que tiene el poder para resolver esta situación es el gobierno y por tanto debemos estar agradecidos. Es más, hemos llegado al punto de justificar las colas y hasta de echarnos las culpas de las mismas. Como me apunta mi querida Margly García, hay personas que estando en las colas dicen cosas como la mujer maltratada: “el gobierno no tiene la culpa porque más bien nos defienden de la guerra económica de la oligarquía”; “aquí se pasa un rato diferente y hasta hacemos nuevos amigos”; “antes las colas eran de 6 horas y ahora son de 3; osea, vamos mejorando”; o “no compré nada por mi culpa, porque no me desperté temprano”. Esta actitud colectiva implica un quiebre psicológico peligroso porque anula la capacidad de asombro y de respuestas ante los atropellos gubernamentales; pero jamás nos podemos acostumbrar a lo malo, y las colas representan el fracaso de una política económica que se afinca contra los que tienen más necesidades, porque la élite del poder no hace colas; o usted ha visto a un ministro, gobernador o alcalde pasando hambre, sol, frío y humillaciones en una cola?.
SIN SORPRESAS. Hoy se realizan las elecciones presidenciales de Colombia y las de las alcaldías de San Cristóbal (Táchira) y San Diego (Carabobo), en Venezuela; y no creo que haya sorpresas: segunda vuelta electoral en el país vecino, y se mantendrá la tendencia histórica electoral en los dos municipios venezolanos. En el caso de aquí, los electores deben sortear el “efecto guarimba” porque lo más probable es que veamos una que otra escaramuza artificial en plena faena electoral para potenciar la abstención. En el caso de allá, hay un dato curiosísimo que refleja la importancia de la figura de Álvaro Uribe en esta campaña porque los cinco nombres que compiten por la presidencia están relacionados de alguna manera con el ex Presidente: Juan Manuel Santos fue su Ministro de Defensa, Oscar Iván Zuluaga de Hacienda, Marta Lucía Ramírez en Cancillería, Enríque Peñalosa fue su candidato a la alcaldía de Bogotá y Clara López fue su novia cuando ambos eran carajitos.
¡SANTA MARIA!. Una fuente roja me pasó el dato que todos los directores importados que trajo Garcés de Caracas para Guaicaipuro están residenciados en una urbanización cerca de la panamericana. De ser así, no habría ningún delito. Estoy investigando si viven alquilados y si ese pago está siendo cargado a las cuentas del municipio. De ser así, sería una grave irregularidad que habrá que denunciar en su momento.
SABOTEO ROJO. Pareciera que el edificio de la alcaldía de Guaicaipuro está lleno de fantasmas electrónicos. El año pasado volaron el sistema de recaudación municipal, lo que generó pérdidas millonarias porque muchos contribuyentes no pudieron pagar y los que lo hicieron no quedaron registrados en el sistema sino que le daban un papelito como constancias de los depósitos bancarios; y el reciente lunes, de la oficina de Recursos Humanos del Concejo Municipal, se robaron el CPU que contiene la información de la nómina de personal y hasta el jueves no era seguro el cobro de la quincena. Lo más insólito es que en la sesión de cámara del miércoles, los diez concejales oficialistas dieron un intenso debate sobre el tema y después de profundas reflexiones llegaron a la solemne conclusión de que los ladrones son “fascistas vestidos de rojo”. La verdad es que hay un sistemático saboteo interno producto de la lucha por la repartición de cuotas de poder. Lo demás es pura paja…
Sergio Graffe
Politologo