Contaminación sónica azota a los habitantes de El Savil

27-20-H
Las aceras que se encuentran a los alrededores del urbanismo se muestran sumamente deterioradas, dificultando así el paso peatonal

Los habitantes de las residencias El Savil aseguran sentirse “asfixiados” día y noche debido a las numerosas y enormes cantidades de monóxido de carbono emanado por los vehículos que diariamente circulan por las calles y avenidas circundantes, por lo que claman a la Alcaldía de Guaicaipuro tomar las medidas necesarias para evitar mayores complicaciones.

A pesar que la Alcaldía conjuntamente con la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Instituto Nacional de Tránsito Terrestre, Ministerio de Ambiente y Fiscalía han realizado diversos operativos en Puerta Morocha, donde miden los niveles de monóxido de carbono y demás contaminantes expelidos por los carros de transporte público y demás vehículos pesados para así poder garantizar una buena calidad en el aire que respiran los tequeños, son cientos los guaicaipureños que aseguran que dicha medida aún no ha dado frutos.

“Todo el humo de las camionetas y vehículos grandes se mete para los apartamentos, tenemos que estar con las puertas y ventanas cerradas para no asfixiarnos con el humero, pero entonces debemos aguantar calor porque no podemos abrir ni un poquito. Queremos que Garcés se avoque y haga algo al respecto, porque aquí hay niños y personas mayores que son los más afectados”, declaró Mónica González.

Durante el operativo que realiza la Alcaldía se estará multando a los conductores cuyos vehículos se le detectan altos niveles de sustancias contaminantes, nivel que se calcula con la instalación de una sonda que mide la cantidad de monóxido de carbono que emanan de los tubos de escape.

“Tienen que prohibir la circulación de los vehículos que parecen una cafetera andante, no es posible vivir entre tanta contaminación, eso nos hace daño para la salud”, dijo González.

Contaminación sónica

No sólo el monóxido de carbono mantiene en jaque a los vecinos del urbanismo, sino también los altos niveles de decibeles a los que llegan las cornetas de las unidades de transporte público que circulan por la zona.

Motos, vehículos pequeños, camionetas públicas y pequeños camiones se “pelean” el paso tocando sus cornetas a toda hora, según informan los habitantes de El Savil, situación que les causa “dolores de cabeza”.

“No se puede ni tomar una siesta por la cantidad de cornetas que suenan todo el día, no entiendo si hay un semáforo para qué tocan corneta en vez de esperar su turno. Una de las soluciones sería impedir el uso de las cornetas en el centro de la ciudad, sino que comiencen a colocar multas para ver si así se calma la cosa”, afirmó González.

Inseguridad “al garete”

Otro de los problemas que aquejan a diario a los vecinos del sector es el alto índice de inseguridad que hace vida en las áreas comunes de las torres que conforman el conjunto residencial.

En el caso de las torres A y B llevan más de un año sin vigilancia, por lo que personas ajenas a las residencias entran “como Pedro por su casa” a hacer de las suyas pasando desapercibidos.

“Es horroroso los consumos de droga que hay e las áreas comunes, ya uno sin querer se siente cómplice porque no hay nadie a quien reclamarle”, expresó José Nazoa.

Igualmente, en los estacionamientos de las torres A y B los “dueños de los ajeno” han abierto más de un vehículo para robarse reproductores y diferentes objetos dejados dentro de los mismos.

Bomba dañada

La bomba de agua que surte del vital líquido a la torre B se encuentra dañada desde hace aproximadamente una semana, por lo que la Junta de Condominio se ha visto en la obligación de racionar el servicio, causando así cierto descontento en los habitantes.

“El agua va y viene, tenemos una semana en este proceso esperando que reparen la bomba”, mencionó González.

Sumado a ello, otro de los servicios que es intermitente es el de los ascensores, por lo que los vecinos de los pisos más altos “se las ven negras” a la hora de acceder a sus respectivos apartamentos.

Aceras y plazas “desbaratadas”

La plaza Andrés Bello, apostada frente a dichas residencias, se encuentra en mal estado según informan los vecinos del lugar, ya que la misma presenta diversos de sus bancos rotos evitando que las personas se puedan sentar.

“La pintaron hace poco y ya está destruida, los asientos no sirven y por la inseguridad permanecer allí es una guillotina”, manifestó González.

No sólo la plaza se encuentra en un estado deplorable, sino también algunas de las aceras que se ubican a lo largo y ancho de la avenida La Hoyada, las cuales presentan diversos huecos que dificultan el tránsito peatonal.

Ronald Gil- rgil@diariolaregion.net / @thedaniels21

Salir de la versión móvil