España inicia este martes el trámite para proclamar a su nuevo rey, Felipe VI, quien tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I, hereda la difícil tarea de devolver la legitimidad a una monarquía cuestionada en la calle por un sector de la población.
Hecho inédito en la actual democracia española, la abdicación del monarca, de 76 años, anunciada el lunes para gran sorpresa de todo el país, no estaba regulada: la Constitución aprobada en 1978 tras el fin de la dictadura franquista (1939-1975) simplemente recoge la necesidad de hacerlo mediante una ley orgánica que deberá ahora ser aprobada de urgencia.
Iniciando ese proceso, el gobierno del conservador Mariano Rajoy se reunió para elaborar un proyecto de ley que esta misma tarde debía llevar a la cámara baja del parlamento, donde tendrá que ser aprobada por mayoría absoluta antes de pasar el mismo trámite en el Senado. Podrían pasar así dos semanas antes de que el heredero de la corona, de 46 años, jure como rey Felipe VI.
Mientras tanto, padre e hijo siguieron adelante con sus agendas oficiales y, escrutados por las cámaras hasta el mínimo gesto, ofreciendo su primera imagen juntos desde el anuncio de la abdicación, con ocasión de una ceremonia de condecoraciones militares.
Anna Cuenca/AFP