El aumento de la gasolina: una papa caliente

El presidente Maduro ya decidió aumentar el precio de la gasolina, pero está buscando el mejor momento político para anunciarlo porque las condiciones actuales no son las más apropiadas por el alto nivel de sensibilización que ha generado el tema en el ánimo de la población venezolana; y una equivocación táctica pudiera degenerar en mayor ingobernabilidad, cuyas consecuencias serían inmanejables.

A mi juicio, Maduro y el Psuv han cometido dos graves errores estratégicos que les han impedido tomar esta impopular decisión y que les ha complicado el panorama. La primera es que al meter el tema como parte del debate del reciente Congreso del partido rojo para lograr apoyo interno, lo hizo parte de la polarización política y la consecuencia inmediata fue que una parte considerable del país está rechazando el eventual aumento de la gasolina. El apoyo del Psuv y de sus aliados políticos es insuficiente porque el respaldo debería ser mucho más amplio; y eso ya no es posible.

Otro error cometido es que el gobierno está usando los mismos criterios economicistas que empleó Carlos Andrés Pérez para justificar “el paquete neoliberal” de 1.989 y que desencadenó en “el caracazo”. Al pueblo llano le cuesta digerir que se le diga que es necesario aumentar la gasolina porque su subsidio le genera una pérdida anual al país de 12.592 millones de dólares porque la estructura de costos de un litro de combustible es de 2.5 Bs en promedio, mientras el promedio de venta es de 0.083 (la de 91 octanos se vende a 0.070 Bs y la de 95, a 0.097 Bs); sobre todo porque no se le ha explicado que en 15 años han entrado 1.6 billones de dólares y la economía está a punto de colapso.

El gobierno subestima las capacidades matemáticas del venezolano porque si como se especula, el aumento en promedio del litro de gasolina será de 2.5 Bs, la incidencia inflacionaria inmediata puntual sería de 30.1 veces más que el precio actual porque un tanque de gasolina de 40 litros que antes se llenaba con 3.32 Bs, ahora pasaría a 100 Bs; y si el llenado es de 4 veces por mes, el costo total sería de 500 Bs; y esa cifra representa el 11.7% del salario mínimo, que es de 4.252Bs; y habría que sumar el impacto inflacionario general en otros temas relacionados con el uso del combustible.

Maduro reculó y ha sido prudente en tomar la decisión, y no sería extraño que la posponga para cuando mejoren las condiciones porque ahorita tiene una papa caliente en sus manos.

LA FIESTA DEL RIPIO. Cada vez que el alcalde de Guaicaipuro se “chulea” a Corpomiranda por la pavimentación de alguna calle céntrica de Los Teques, arma un berrinche publicitario con una tal “Fiesta del Asfalto” que sólo existe en la mente de alguien que vive en Macaracuay, Caracas; pero son trabajos de tan malísima calidad que el material que usan parece “ripio” y del barato. Basta con pasar por Los Nuevos Teques, la avenida Víctor Baptista, las calles Miquilén o Independencia, la bajada de El Tambor o la vía a Lagunetica o a San Pedro (el 90% de este asfalto ha sido colocado por el gobierno nacional a través de Corpomiranda) para constatar que la capa asfáltica ya se está levantando y tiene menos de tres meses que la pusieron. Por cierto que el alcalde Garcés acaba de solicitar un crédito adicional por 29.381.202,52 Bs para un Plan Especial de Asfaltado para 12 comunidades de Los Teques; pero es un plan excluyente, insuficiente y efectista por que representa el 3.1% de toda la geografía municipal ya en Guaicaipuro existen 383 comunidades y 6 parroquias foráneas. Lo más extraño es que esta “Fiesta del Ripio” la están ejecutando en plena época de lluvia, lo que supone que en poco tiempo tendrán que repetirla; y eso se presta para “el ñemeo”, como dice mi pana el periodista Martínez Natera.

DE LOS TEQUES A PALESTINA. El miércoles pasado, la cámara municipal de Guaicaipuro fue escenario de un inútil debate sobre el conflicto armado en la Franja de Gaza, entre Israel y Palestina. Mientras los 10 concejales oficialistas se empeñaban en copar la agenda acusando de criminal a los Estados Unidos por apoyar a Israel en contra del grupo “humanista” Hamás, el solitario concejal Roberto Rojas hacía lo imposible para centrar el debate en problemas concretos del municipio, como las fallas en la recolección de la basura, la inseguridad o el deterioro de la vialidad urbana, cuyas competencias son del alcalde. No estoy en capacidad de afirmar si estos concejales rojos conocen a profundidad los orígenes religiosos y políticos de esa guerra como para perder el tiempo en acuerdos de cámara que nos interesan menos que tener un municipio seguro, limpio y ordenado; y para eso fueron electos. Se han vuelto expertos en política internacional, pero no en crear ordenanzas locales en favor del pueblo. Todas las guerras son malas y hay que rechazarlas, pero cada quién a lo suyo porque para eso se les paga 16.000 Bs al mes.

SON Y CORAZON. Conocí a Ibel Mata y a Alicia Barroso durante una conversación sobre Despolarización Política en San Diego de Los Altos, convocada por la Directora de la Casa del Pueblo, Morelba Colmenares. Me contaron que desde el año 2.012 un grupo de damas de la comunidad están desarrollando un proyecto de entretenimiento mediante la Bailoterapia, y que comenzó con 12 amigas, pero ahora son 130. La idea surgió cuando Ibel ganó un concurso de baile en Los Teques; y a partir de ese momento se convirtió en la instructora del grupo, facilitando los espacios de su casa para pasar un rato agradable después del stress de cumplir con sus obligaciones caseras y profesionales. El pasado 25 de julio cumplieron el sueño de convertirse en la Fundación “Son y Corazón”, cuyas directoras son las bellas e incansables señoras Ibel Mata, Alicia Barroso, Marisol Álvarez, Xiomara Suárez, Mildred Zamora y Dulce Ramírez; y aunque han contado con la cooperación de vecinos y empresarios de la parroquia, aún les falta una “ayudaíta” para ampliar sus actividades al resto de Cecilio Acosta. Las pueden contactar por los teléfonos 0426 9058722, 0414 1380983 y 0414 1301973. Quedé tan enganchado con este proyecto que me autodesigné padrino honorario, aunque me preocupa cómo me vería con la malla usada para el baile si decido participar en una de sus agotadoras jornadas. Estas iniciativas contribuyen a despolarizar el país, porque no se pide carnet político para participar sino las ganas de pasar un rato agradable.

 

Sergio Graffe / politologo

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