La tarjeta de racionamiento de Maduro es la misma que la cubana

A pesar del férreo control político de la sociedad que logran implantar los regímenes con vocación totalitaria, siempre han tenido el cuidado de no exagerar cuando tienen que tomar decisiones impopulares que pudieran generar un proceso de rebelión de masas y así evitar el extremo de reprimirlas con la fuerza pública, con lo cual la inestabilidad política aumentaría a niveles de alto riesgo; y para tal fin se apoyan en un plan especial de comunicación y propaganda que contempla el uso de recursos lingüísticos para solapar algunos conceptos que producen rechazo masivo. Es el mecanismo que han usado los hermanos Castro en Cuba para catalogar la tarjeta de racionamiento alimentario; y que pretende instaurar el presidente Maduro en Venezuela. Es lo mismo, pero con una diferencia de 51 años y con nombres de acuerdo a la época y las circunstancias.

En Cuba, la dictadura no llama a la tarjeta de racionamiento por su nombre verdadero sino que la disfrazó con un sutil “Control de Ventas Para Productos Alimenticios” y la aplica desde el 12 de febrero de 1.963 cuando Fidel Castro la implementó de manera compulsiva, usando el pretexto propagandístico de evadir el bloqueo comercial que le tiene Estados Unidos a la isla desde 1.962; pero cuyo objetivo real era el control político de la sociedad cubana para acabar con la Democracia incipiente después de la caída de Baptista, porque al lograr que el Estado supliera las mínimas necesidades de alimentación de la población podía ejercer el dominio en otras áreas políticas y sociales, como ha pasado desde hace cinco décadas.

Lo que significó un símbolo de igualitarismo social para la época, degeneró en un mecanismo aberrante de avasallamiento de la población por parte del régimen castrocomunista, a través de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que son los responsables de velar porque una persona sólo pueda acceder mensualmente a 5 huevos, 460 gramos de frijoles, 1.8 kilos de azúcar, medio litro de aceite doméstico, 460 gramos de café, 230 gramos de picadillo de soja o un paquete de pasta; pero todo lo demás lo pueden conseguir en el mercado “negro” a un precio infinitamente superior al que subsidia el gobierno cubano. Por ejemplo, un litro de leche les cuesta dos dólares y un kilo de carne, diez.

Cambiando lo cambiable de tiempos y circunstancias, es lo mismo que está tratando de implementar el gobierno de Maduro bajo el eufemístico nombre de “sistema biométrico para combatir el contrabando”; pero esa expresión “dominguera” no evita que sea la tarjeta de racionamiento alimenticio del tipo cubano y que sea percibida como un indicador concreto del fracaso económico de un modelo que aplica una filosofía totalitaria para que el Estado sea el controlador de la dinámica social y para que el individuo no pueda desarrollar sus capacidades ni sus talentos, porque el contrabando obedece a fallas estructurales de una Economía de Planificación Centralizada cuyo resultado previsible era la paralización del aparato productivo nacional, con las consecuencias de altísima inflación y escasez en todo lo que consumimos o usamos diariamente; porque al establecer un sistema tan rígido de controles de precios y monetario era esperado que estuviéramos en desventajas comparativas respecto a todos los demás países del mundo, especialmente de los vecinos.

Pareciera que el presidente Maduro está consciente de este análisis porque el recule que dio con el aumento de la gasolina y los cambios que le imprimió a la tarjeta de racionamiento, son un indicador de que no posee suficiente capital moral ni político para imponerlas como originalmente fueron diseñadas estas medidas impopulares.

TRAMPA ELECTORAL EN PROCESO… Mis fuentes electorales me confirman que un grupo de expertos del CNE están trabajando en el reacomodo de las actuales circunscripciones electorales de la Asamblea Nacional (AN) para favorecer a los candidatos del Gran Polo Patriótico, y para ello estarían aplicando la misma metodología del año 2.010 cuando la alianza oficialista con el 48.1% de los votos nacionales obtuvo el 59.3% de los diputados al parlamento (98 de 165); mientras que La Unidad, con un porcentaje superior de votos “apenas” logró 65 (los otros dos diputados, los sacó el PPT). Uno de los cambios de esta reingeniería electoral alevosa sería dividir en dos circuitos los altos mirandinos (actualmente los tres municipios conforman un solo circuito); uno constituido por Carrizal y Los Salias y el otro, sólo por Guaicaipuro. La razón es que ya en el Psuv dan por perdido el primero y podría ganar el segundo, y así al menos sacaría un diputado por esta zona. Pero esas cuentas podrían estar equivocadas porque si bien Francisco Garcés acaba de ganar la alcaldía con 58.823 votos contra 51.705 de Rómulo Herrera, también es cierto que Alfonso Marquina le dio una soberana paliza electoral a Aurora Morales en Guaicaipuro cuando en el 2.010 le sacó una diferencia de 15.363 votos, 65.740 a 50.377. En su momento explicaré los argumentos técnicos por los cuales no se podrían dividir los altos mirandinos en dos circuitos electorales; aunque como me dice mi amigo Julio Medina, si el CNE lo quiere hacer, lo hace y punto.

EN POSITIVO. Evito en lo posible reseñar las bondades de algún negocio privado para que no me acusen de que estoy usando esta columna para publicidad pagada; pero en el caso de la empresa familiar que tiene mi pana Luís Díaz y sus hijas Dayana y Wisley en la avenida Víctor Baptista de Los Teques, cerca del mercado de El Paso, me atrevo a correr ese riesgo; porque me consta del inmenso esfuerzo que hicieron para levantar uno de los lugares más agradables y sabrosos de la capital mirandina para comer empanadas, seviche o sopa criolla. Comenzaron con una chocita, a la que íbamos tres pelagatos; y aunque no han podido ampliar el espacio por la inexplicable negativa del consejo comunal de la zona, es un lugar que no solo es visitado por los paisanos tequeños sino que viene gente de Caracas y hasta de Maracay. Se trata de una iniciativa familiar que provoca apoyar porque es un ejemplo de emprendimiento de unos venezolanos que a pesar de las adversidades del país, quieren echar pa´lante. Les doy el dato de que los sábados y domingos preparan una sopa de mariscos y un “cruzao” de res y gallina, especial para “el ratón”…

 Sergio Graffe / Politologo

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