“A la buena de Dios” habitantes del sector siete de El Paso

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Entre maleza, huecos, zancudos y oscuridad hacen vida los lugareños, por lo que claman a las autoridades encargadas tomar cartas en el asunto para rescatar los espacios de una de las urbanizaciones más grandes de la ciudad. Foto: Deysi Peña.

Troneras de enormes tamaños “le dan la bienvenida” a los residentes y visitantes del sector siete de la urbanización El Paso, situación que según los vecinos se debe a que el gobierno local no ha realizado labores de asfaltado en la localidad desde hace más cinco años, por lo que la carpeta asfáltica se ha ido deteriorando con el pasar del tiempo.

Durante las lluvias y en días posteriores enormes lagunas permanecen en la entrada del lugar, donde los motorizados y demás conductores deben circular con sumo cuidado para evitar sufrir accidentes.

“Ya ni recuerdo la última vez que asfaltaron este sitio, aquí hay huecos más grandes que los que tiene la Luna y nadie se digna a venir a taparlos. La alcaldía para acá no se mete, los únicos que han venido son los de la gobernación para hacer trabajos de recuperación de algunos espacios y bloques, de resto estamos a la buena de Dios”, declaró Victoria Oropeza.

Marineli Ríos: “El plaguero de zancudos es increíble”. Foto: Deysi Peña.

“Como una cueva”

La falta de alumbrado en las áreas comunes es otro de los problemas con los que deben lidiar los vecinos del lugar, pese a los reiterados llamados que le han hecho a la empresa Corpoelec, ésta no se ha hecho presente en el lugar para reparar los daños.

Caminerías, estacionamientos y las entradas de los bloques permanecen oscuras, por lo que los habitantes aseveran que los índices de inseguridad son bastante altos, ya que personas ajenas al urbanismos hacen de las suyas en las adyacencias.

“Tenemos graves problemas con el alumbrado desde hace mucho tiempo, en la noche las áreas comunes son una boca de lobo”, manifestó Marineli Ríos.

Inseguridad “a mil”

La presencia policial es bastante escasa según informan algunos vecinos, por lo que los fines de semana se originan “fiestas” en el área de los estacionamientos que perturban el sueño de la mayoría de los habitantes de los bloques cercanos.

“No hay para nada presencia policial, ellos vienen a veces y se estacionan para hacerse parte de las fiestas que se forman aquí. Uno los llama y ellos vienen, pero a integrarse al bochinche”, indicó Ríos.

Asimismo, algunos hurtos y robos a mano armada han tenido lugar durante las horas nocturnas en la entrada de ciertos bloques, lo que mantiene en vilo y nerviosos a los habitantes del lugar.

Algunos vecinos manifiestan haber visto culebras entre el monte de las jardineras. Foto. Deysi Peña.

Monte hasta los tequeteques

Las áreas adyacentes a los estacionamientos, así como las caminerías que dan acceso a los bloques de la zona permanecen repletas de maleza la cual además ha traído consigo la proliferación de mosquitos que ponen en riesgo la salud de las personas.

Por tal motivo, además de clamar por el pronto desmalezamiento los vecinos piden a las cuadrillas correspondientes la fumigación de las áreas para evitar la reproducción de zancudos transmisores de dengue y chikungunya.

“El plaguero de zancudos es increíble y la maleza está sumamente alta, esto ayuda a la reproducción de mosquitos. No hemos visto nada de fumigación por estos lares”, aseveró Ríos.

Cero áreas recreativas

Dicho sector cuenta con al menos dos canchas que quedaron a medio construir, por lo que los niños y jóvenes de no tienen áreas deportivas ni recreativas para ejercitarse y jugar.

El monte, la desidia y el abandono rondan las canchas que están inutilizables a la vista de todos. “Las canchas quedaron a medias y no contamos con otras áreas de esparcimiento donde caminar o que nuestros hijos se recreen”.

Ronald Gil- rgil@diarilaregion.net / @thedaniels21

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