Año 2015 llegó con agudización de escasez de productos básicos

anaqueles
Pollo, mantequilla, azúcar blanca refinada y café siguen siendo los grandes ausentes

Año nuevo, problemas viejos. El 2015 arrancó con un marcado desabastecimiento que trae por la calle de la amargura a compradores que deben soportar largas colas en las afueras de supermercados y perfumerías sin la garantía de poder adquirir productos básicos.

“Cada día se siente más tensión en los abastos, sobretodo cuando se ven estantes vacíos y se escucha a la cajera decir una y otra vez el listado de productos que no hay o la cantidad que se puede llevar cada comprador”, precisó Martha Colmenares, docente de Los Teques.

–Salí con toda la intención de hacer mercado con mi esposo y descubrimos que no había nada que comprar. En las neveras donde antes uno encontraba pollo, chuleta y carne picada hallamos bolsas de platanitos; mientras que en la nevera de la charcutería quedaban dos paquetes de jamón y queso con pinta de vencidos. De verdad que la situación da ganas de llorar.

Mientras unos se lamentan otras personas se muestran más reactivas, como se ha visto esta primera semana del año, cuando se han registrado al menos dos alteraciones de orden público protagonizados por compradores desesperados por acceder a los productos.

“Después de la protesta en la carretera Panamericana por parte de compradores del Unicasa en La Casona y más recientemente en el Makro ubicado en el kilómetro 22 de la carretera Panamericana, creo que en cualquier momento la situación puede salirse de control”, opinó Marisela Montenegro, habitante de Alto Verde.

–Yo estaba en Makro cuando se armó la tángana, pero al ver la violencia que se respiraba en el ambiente preferí irme. Eso fue saliendo y armándose la sampablera. Es doloroso ver a lo que hemos llegado, lo peor es que cada día es más recurrente este tipo de eventos bochornosos en los locales. En diciembre estaba en Guarenas visitando a una amiga y pasamos por una perfumería y vimos cómo una mujer era atacada para despojarla de los paquetes de Ariel sobre los cuales estaba sentada.

Bachaqueros a mil

Pese a las reiteradas amenazas por parte del Gobierno hacia los denominados bachaqueros, su ámbito de acción lejos de reducirse se ha ampliado y arraigado hasta convertirse en una práctica común en los hogares venezolanos.

“Voy a bachaquear; lo digo porque tengo que recorrer no menos de 10 locales para poder medio comprar lo que necesitamos en la casa. Me llevo a mi hija para que, si sólo venden dos unidades de afeitadoras, por poner un ejemplo, ella se lleve dos y yo otras dos”, confesó María Pacheco, habitante de El Trigo.

–En mi caso no lo hago para revender, sino para cubrir las necesidades de mi núcleo conformado por seis personas. Además, uno siempre debe comprar adicional porque no sé sabe cuándo deja de llegar algún producto. Ahora apenas si se ve una marca de toallas sanitarias y protectores diarios, mientras que el jabón íntimo se convirtió en un recuerdo; lo peor es que yo lo utilizaba por un recomendación de mi ginecólogo y me había prestado muy bien.

Otros sí reconocen el negocio redondo que han hecho aprovechándose de las circunstancias, tal y como lo reveló Maikol Medina, albañil del barrio El Nacional. “Como estos meses han estado flojos me he puesto a hacer mis colas, compro de todo lo que pueda y luego se lo vendo a mi clientela, cada producto con un 5% por encima del costo original”.

–Me parece que es una cuota justa después de todo lo que tiene que hacer uno para entrar a un supermercado. Así me ayudo con mis gastos diarios y le facilito la vida a quienes no tienen chance de escaparse de sus oficinas para hacer las compras rutinarias.

Los más buscados

Aunque enero por tradición es un mes “muerto” a nivel de ventas, este año es atípico. “Antes había tanta mercancía que remataban en esta fecha para darle paso a los nuevos productos; ahora la realidad es que los anaqueles están más pelados que nunca porque no hay producción y lo poco que exhiben está por las nubes”, dijo Rebecca Morales, vecina de Carrizal, quien señaló que, a su juicio, los productos más difíciles de hallar en los Altos Mirandinos son leche, harina de maíz, queso pasteurizado, pollo, carne, aceite de maíz, margarina y mantequilla.

“Si los venezolanos no nos ponemos las pilas vamos a terminar siendo un reflejo de la pesadilla de la que apenas está despertando Cuba”, finalizó.

Johana Rodríguez – jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

 

 

 

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