Esto no se aguanta

La situación económica del país se ha vuelto inaguantable y lo peor es que no hay perspectivas nada alentadoras. Sin ánimo alguno de parecer profeta del desastre, pareciera que en el futuro inmediato la cosa se pondrá peor. No hay forma expedita de que la destrucción acumulada por 15 años de gobierno “rojo rojito” se resuelva. El panorama pinta mucho más negro para Venezuela y sobre todo para el desesperado presidente Maduro, luego que el “imperialismo chino” negara el préstamo por 16 mil millones de dólares.

A lo único que accedió el gigante asiático fue a firmar un plan de inversión conjunto por 20 mil millones de billetes verdes, que si bien el régimen trata de vender como un gran éxito, no le ofrece soluciones en lo inmediato a la difícil situación de asfixia económica que estrangula a la frágil administración del “heredero” quien cada vez con mayor desesperación observa como se complica su gobernabilidad y pareciera comenzar a ver buitres de su mismo partido sobrevolando sobre él.

Los expertos hablan de varios años de estrictas y necesarias medidas concretas para equilibrar la economía. Medidas que este Gobierno no quiere tomar porque su único deseo es mantenerse en el poder, así cueste la vida y el futuro de las mayorías nacionales. Estamos seguros que de conseguir ese préstamo que tanto le urge lo malgastaría inconstitucional e irresponsablemente durante la venidera campaña electoral de este año con miras a mantener una mayoría abusiva en la Asamblea Nacional. Lo dilapidará inconscientemente para tratar de comprar una vez más, por lo menos momentáneamente, el agrado de la gente, como lo hicieron en diciembre de 2013 con electrodomésticos con el inefable dakazo.

Invertir en la reactivación del aparato productivo nacional es lo que se requiere con urgencia. Eso es lo lógico, es lo que han venido haciendo en naciones que durante los últimos años se han dicho hermanas del socialismo chavista, como Ecuador y Bolivia, cuyas economías hoy están en franco crecimiento, sin dejar de lado la inversión social y el apoyo a sectores vulnerables y más necesitados, pero siembre dando una palmada en la espalda al empresariado.

La estrategia económica chavista ha sido contraria a la lógica. Despilfarro, gasto público excesivo y sobre todo, y lo que es más grave, la destrucción, durante los últimos 15 años, del aparado productivo privado para tratar de tener el control total del país. Lo que no podía sino ofrecer los resultados nefastos que hoy estamos padeciendo todos los venezolanos: desabastecimiento, escasez, inflación galopante, cierre de empresas, que se traducirán en más desempleo y pobreza.

Luego de la bonanza petrolera y del despilfarro de más de 50 mil millones de dólares recibido de parte de China desde el 2007, el tiempo de las vacas flacas llegó y el gobierno sabe que está contra las cuerdas. El tiempo juega en su contra. Sabe que un pueblo a punto de ebullición difícilmente esperará. El clima de zozobra es muy fuerte. La incertidumbre y preocupación de la gente se siente. Estamos hablando de escasez de comida y otros artículos de primera necesidad. Hay hambre en la calle.

Conformarse con pelear en un supermercado después de cuatro horas de cola para comprar unos kilos de harina de maíz, una bolsita de jabón en polvo o un kilo de café, es caer en el juego de quienes nos obligan a esas acciones que van contra nuestra dignidad humana. Se han dedicado a jugar con la necesidad del pueblo, y el pueblo es paciente, pero se cansa. Esto no se aguanta.

Navidades grises.- El pasado mes de diciembre ha sido uno de los menos célebres que recuerde. La “pelazón” se impuso sobre el ambiente festivo común por esas fechas. El Gobierno nos ha robado hasta la ilusión y la alegría. Estoy completamente segura que en muchos hogares venezolanos los niños se quedaron esperando al Niño Jesús.

Los aguinaldos se acabaron rapidito. Comprar lo básico fue suficiente para que las cuentas quedasen en cero. Ya la poca algarabía navideña pasó y enero se presentó nada optimista. No hay comida, ni plata para comprarla.

Sospechosa convocatoria a paro.- Las redes sociales y otros sistemas de comunicación de masas se han inundado de convocatorias a un paro cívico este lunes 12 de enero, cuando se normalizan en todo el país las actividades laborales y escolares. Nadie asume directamente la responsabilidad de la convocatoria, pero no puedo dejar de pensar que luce hasta cierto punto sospechosa. Pues en momentos en que la escasez y el desabastecimiento están castigando al pueblo venezolano, nada le caería mejor al debilitado gobierno de Maduro que la excusa perfecta de un paro nacional para echarle la culpa de la crisis económica, algo en que esta revolución es experta. Debemos entonces estar muy atentos y alerta ante los rumores y propuestas de protestas que vayan surgiendo, pues nunca se descartan los peines que puedan intentar montar los maquiavélicos asesores del Psuv para tratar de escurrir el bulto.

El llamado es a encauzar toda esa desesperanza dentro de los límites del Derecho y la Razón. La protesta debe ser pacífica y constitucional. A nadie le conviene el caos, organicémonos y exijamos lo que nos corresponde como ciudadanos venezolanos porque esto no se aguanta.

Elecciones parlamentarias.- No hay duda de que nos preparamos para ganar la Asamblea Nacional en las elecciones parlamentarias de este año, pues se trata de una vía política de combatir la crisis y dar un duro golpe al Gobierno. La verdad es que los problemas sociales copan nuestra agenda, aunque no descuidamos la preparación para esta contienda. Son tiempos históricos, donde cada flanco es importante y si nos preocupa ver la despensa de nuestra cocina vacía, debemos buscar una solución que sea trascendental, completa, nacional. Hay que buscar soluciones y esta es una de ellas. No desestimamos ninguna que esté enmarcada en la Constitución Nacional y sin duda alguna que el voto es una de las más contundentes y necesarias.

Diputada Clara Mirabal / @claramirabal

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