Altomirandinos hacen colas para llevarse lo que consigan

Papel
Diversos comercios fueron surtidos este lunes en la capital mirandina

Escoger se ha vuelto cosa del pasado. Cada día es más común que las personas se sumen a las colas en las afueras de mercados y perfumerías sin siquiera saber qué producto están expendiendo.

“Estamos en un grado de desesperación tal que hay gente que en las mañanas se apuesta en las afueras de los comercios sin saber qué hay”, dijo Mercedes Suárez, quien se sorprendió al ver una cola en un comercio en la calle Guaicaipuro de la capital mirandina y al preguntar qué había nadie le supo dar respuesta.

–Hay quienes rezan por comprar algo, mientras también están las personas que corren con mala suerte y después de hacer una kilométrica fila, al entrar, ya se ha acabado lo que querían pero terminan llevándose algo más, así no lo necesiten.

Tal es el caso de Milena Querales, administradora, que la mañana de este lunes se escapó de su oficina tras escuchar a una compañera decir que estaban vendiendo lavaplatos en un negocio cercano a su trabajo.

–Estuve dos horas en la cola y cuando por fin entré, el encargado se asomó a decir que ya no había lavaplatos; sin embargo, entré y me llevé toallas sanitarias marca Always que tenía meses sin ver. Compré los cuatro paquetes permitidos y retorné a mi oficina.

Como ella cientos de altomirandinos se forman en las entradas de los comercios con la esperanza de hallar los productos básicos. “Cada vez que salgo le miro las bolsas a las personas en la calle y si veo algo que quiero no dudo en preguntar dónde lo compraron”, reveló María Elena Gómez, residente de Parque Las Américas.

Productos goteados

Cada vez que arranca una nueva semana, las amas de casa salen con la esperanza de que los locales estén surtidos, lo cual dista mucho de la realidad.

Entrando a la primera quincena de enero del 2015, los anaqueles lucen cada vez más vacíos, generando diversos sentimientos entre los compradores, quienes monitorean los locales a ver qué llega.

“Este lunes llegaron pañales a un comercio, aceite a otro y detergente a un tercero; ahora uno tiene que dividirse para comprar lo básico”, dijo Ana Tovar, residente de La Macarena, quien pasó tres horas para llevarse dos lavaplatos en pasta y tres horas más para adquirir pañales desechables para su nieta de tres meses de nacida.

–No importan las marcas, ni siquiera la talla. He encontrado puros pañales grandes, por lo que nos toca apretárselo a la niña con cinta plástica para que no se le caiga porque es muy chiquita para ese tamaño, pero eso es lo que hay.

Alterando la rutina

Aparte del tiempo que hay que dedicar para hacer colas, los altomirandinos ven alterada su cotidianidad producto del desabastecimiento reinante.

“Yo decía que jamás haría una cola, pero ya llegué al punto de que si no la hago no come mi familia, así que me toca organizar el tiempo para ir a bachaquear, como dicen”,expresó Yajaira Moreno, habitante de El Trigo.

–Lastimosamente las merienditas a las que estaban acostumbrados mis niños se acabaron porque ya no me puedo dar el lujo de hacer tortas; y los dulces en las panaderías están muy costosos (…) Igualmente se ha vuelto engorroso preparar las loncheras de los chamos porque no hay variedad y lo poco que se encuentra está muy caro.

La entrevistada ejemplificó con el costo de las galletas de avena con chocolate marca Quaker. “Pasaron de costar 90 bolívares a Bs. 183 en menos de un mes; una bolsa de maní en concha, que era otra opción saludable para comer en la tarde un puñito cada uno ahora cuesta Bs. 715; no se encuentra yogurt ni jugos y las frutas están por las nubes: vamos a tener que llenarnos de aire”, agregó.

Panorama negro

Aunque muchos dicen que la escasez obedece al hecho de que el primer mes del año suele ser flojo a nivel comercial, vendedores consultados señalan que si la baja producción continúa, la situación tenderá a empeorar en el corto plazo.

“No quiero ser pájaro de mal agüero, pero ni que arranquen los despachos se va a regular la situación porque uno pide una cantidad y si acaso llega la mitad del pedido que antes era semanal y ahora, en el mejor de los escenarios, es quincenal. No hay comida para tanta gente”, refirió quien pidió el anonimato para “evitar inconvenientes con un Gobierno tan susceptible”.

Johana Rodríguez – jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

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