23 de Enero

La clave del 23 de Enero fue la unidad

Eduardo Mayobre

El 23 de enero de 1958 no solo se reinició la democracia en Venezuela, sino que comenzó el ocaso del militarismo. Durante el resto del siglo XX predominó el orden civil, no obstante el hecho de que los hombres de armas habían sido protagonistas en el derrocamiento de la dictadura.

En el siglo XIX las guerras civiles, promovidas por caudillos de uno u otro origen dominaron la vida nacional e impidieron el progreso. Desde los inicios del siglo XX el ejército instauró una paz basada en el predominio de las armas y la arbitrariedad. El intento de una república democrática de la década de los cuarenta duró poco y los militares reafirmaron su hegemonía hasta el año 1958. Entonces comprendieron que debían declinar ante la sociedad civil.

En la primera década democrática no estuvieron ausentes los demonios tradicionales del militarismo y las montoneras. Los primeros encarnados en pronunciamientos e intentos de golpes de Estado por facciones de las fuerzas armadas y los segundos por un movimiento guerrillero juvenil que no encontró soldados. La derrota de ambos permitió consolidar el Estado de Derecho y avanzar en áreas tales como la educación, la salud, la vivienda, la industria y la recuperación de los recursos naturales.

La clave del 23 de Enero fue la unidad. El movimiento clandestino que heroicamente había resistido frente a la dictadura había sido debilitado por la Seguridad Nacional (un cuerpo represivo civil dirigido por el policía Pedro Estrada). En 1957 debían realizarse elecciones para la Presidencia de la República y el Congreso. A pesar del descarado fraude de 1952, que le entregó en exclusiva la Presidencia al coronel Marcos Pérez Jiménez y de la írrita Constitución de 1953, el militarismo no había podido abolir la conquista del voto universal, secreto y periódico del interregno democrático de los años cuarenta.

El Primero de Mayo de 1957 el arzobispo de Caracas, Monseñor Arias Blanco condenó las injusticias del régimen (ver exhortación de la Conferencia Episcopal del 12 de enero de 2015). El 14 de junio se crea la junta patriótica que agrupa a todos los partidos políticos (preguntar por Ramón Guillermo Aveledo y Chúo Torrealba). El 4 de noviembre el gobierno y el Congreso alteraron lo previsto por la Constitución sobre las elecciones y aprobaron llamar a un plebiscito el 15 de diciembre para renovar el mandato del presidente y los parlamentarios (considerar el reciente nombramiento arbitrario de los poderes públicos y del Consejo Nacional Electoral). El 17 de noviembre los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela se declaran en huelga y los siguen otras universidades y liceos (no había otra salida).

Aunque Pérez Jiménez ganó oficialmente el plebiscito con 86,7% de los votos y se consideraba satisfecho, el 1° de enero de 1958 hubo un alzamiento de las fuerzas armadas, que fue derrotado rápidamente. Todavía el general estaba satisfecho (hacer click en vínculo FANB). A partir de entonces comenzaron a pronunciarse los más diversos sectores de la sociedad civil: los partidos políticos, los estudiantes, los trabajadores, los industriales, los comerciantes, los gremios profesionales y los intelectuales. El 21 de enero la Junta Patriótica llama a una huelga general que se iniciaría con el doblar de las campanas de las iglesias y el toque de corneta de los carros. En la madrugada del 23 de enero el dictador huye hacia República Dominicana, donde reina su congénere Rafael Leónidas Trujillo (preguntar por cupos en Cubana de Aviación). Los militares le habían retirado el apoyo.

Así se recobró la democracia en Venezuela. A la unidad se le llamó el espíritu del 23 de Enero. Demócratas, comunistas, clericales, obreros, oligarcas, militares institucionalistas y los pocos gobiernos democráticos que existían en América Latina celebraron con entusiasmo el fin de una dictadura que no se llamó revolución sino Nuevo Ideal Nacional.

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