Arjona puso la seducción y el romanticismo en Viña del Mar 2015

El guatemalteco Ricardo Arjona logró con sus canciones que la noche del lunes del Festival Internacional de la Canción de Viña del mar, fuera una jornada llena de romanticismo y cargada de seducción que por momentos hizo olvidar el frío que azotaba la ciudad.

Sabedor que sus éxitos “son grito y plata” en este país, Arjona salió al escenario de la Quinta Vergara, sede del certamen musical, con toda la “pachorra” del que sabe que lleva las de ganar y nada más comenzar con su primer tema “El problema”, coreado de principio a fin, supo de inmediato que el público lo tendría a sus pies.

Y así fue que en dos horas de actuación, el artista que le tocó abrir los fuegos en el segundo día de festival, interpretó sus mejores canciones, a las que algunas les puso algunos acordes de reggae y a otras mucha percusión y sabor a salsa.

Para eso tenía a sus espaldas a una decena de excelentes músicos, con guitarras eléctricas y acústicas, saxo y clarinete, piano, batería y tambores, todo para hacer cantar y bailar y cuando lo quiso también hacer llorar a los asistentes de su espectáculo.

“Acompañame a estar solo”, “Dime que no”, “Te quiero”, “Cuando” y “Sin ti sin mi”, llevaron al éxtasis al público, predominantemente femenino, algo que quedó reflejado cuando al escenario cayó una prenda íntima de color lila que incluso Arjona sorprendido tomó por unos momentos.

Arjona, de pocas palabras, afirmó tras una breve pausa en el escenario que venia a Chile por tres razones: “la primera es porque nos quieren; la segunda, porque queremos y la tercera es porque estamos para lo que ustedes quieran”, lo que le valió un cerrado aplauso de las quince mil personas que disfrutaban sus canciones.

Con acordes característicos de una salsa, jugando con el público y la complicidad de un violín, una guitarra acústica y un saxo, interpretó “El taxista” uno de sus más recordados éxitos.

Posteriormente hizo saltar el corazón de muchas mujeres cuando entonó “Señora de las cuatro décadas”, un himno en la prolífica discografía del artista .

Fue en esta canción que el arrobamiento llegó a su máxima expresión cuando Arjona llamó a una mujer que había traído su cédula de identidad confeccionada en grandes dimensiones a quién hizo traer al escenario donde cantó con ella, la abrazó y hasta el dio un beso en la boca.

EFE

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