Índices inflacionarios tienen contra la pared a amas de casa altomirandinas

Cola
La vida de las amas de casa transcurre entre colas y visitas a los supermercados

“No seré economista pero sé perfectamente que el sueldo mínimo no alcanza ni para cubrir lo indispensable”, dijo una molesta Paola Jiménez, quien este miércoles en la mañana se escapó de su oficina en San Antonio de Los Altos para dirigirse hasta Farmatodo, donde fueron ofertados tres paquetes de pañales por comprador.

“Las galleticas de avena que hasta diciembre compré en 74 bolívares iniciaron el año marcando Bs. 180 y cuando las fui a agarrar ayer ya marcaban 200; exactamente así sucede con todos los productos: cada día están más caros y a nadie parece importarle porque siguen caminando como zombies agradeciendo a Dios por lo que encontraron”, afirmó.

–No sé cómo son las cuentas que saca el Gobierno porque con un salario mínimo que no alcanza los 6 mil bolívares al mes, las quincenas son paupérrimas y no rinden para cubrir los gastos básicos que son más que comida porque hay un alquiler que pagar, así como servicios y pobre de uno si se le ocurre enfermarse en un país donde hay que pegarse a todos los santos para ser recibido en un hospital y luego conseguir los medicamentos.

La queja que para algunos suena a exageración encuentra asidero en las cifras obtenidas en el más reciente estudio del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), que señala que en enero de 2015 la Canasta Básica Familiar (CBF) se ubicó en 31.843,33 bolívares.

“Eso fue en enero, pero en febrero aumentó mínimo 1.300 bolívares y así sucede cada mes; nada baja”, añadió Cristina Navarro, habitante de Los Teques que todos los días, cual ritual, visita al menos cinco locales que están en el trayecto de su trabajo hasta su casa para ver qué encuentra. “Uno antes veía las vidrieras de zapaterías y tiendas de ropa, ahora la vida se nos va de supermercado en supermercado y con las limitaciones financieras el dinero se nos va en comida y transporte público”.

Sin opciones

Con un poder adquisitivo que a duras penas alcanza para lo básico, cada día las actividades recreativas de las personas se ven más limitadas. “Hace un par de años tenía como costumbre ir con mis hijos al menos una vez a la semana al cine; unas veces cenábamos y otras solo comíamos cotufas pero esa gracia ahora no se puede hacer porque se va medio sueldo”, afirma Mónica Castro, vecina de Carrizal.

–Ahora si acaso vamos un lunes una vez al mes y los chamos saben que nada de comida en la calle porque lo más económico en la feria del centro comercial La Cascada está por el orden de Bs. 350 más el refresco; si lo multiplicas por las cuatro bocas que somos todo se eleva. Nos estamos autolimitando, lo que hacemos es que compramos películas en los buhoneros y las vemos en DVD en la casa; aunque es la misma película no es la misma emoción de la pantalla gigante, pero en estos tiempos hay que conformarse con lo poco que hay porque la masa no está para bollo.

Costo de la vida en ascenso

Según el Cendas, el costo de la vida ha aumentado 100 % entre el 2014 y el año en curso, siendo los rubros alimentos y salud los que han presentado alzas más significativas. El primero subió 6,5 %, equivalente a 1.112,54 bolívares, al pasar de Bs 17.230,42 a 18.342,96, y el segundo 17,3 % al pasar de 337,57 a 396,00 bolívares. En el caso de los servicios públicos básicos pasó de Bs 2.678,43 a 2.955,76 (10,4 %), debido al ajuste progresivo en la canasta básica del incremento de las tarifas de electricidad de 464,22 a 742,75 bolívares, equivalente a 60,0 %.

Los artículos de higiene personal y limpieza del hogar no se quedan fuera del conteo; subieron 3,6 % al pasar de 1.319,67 a 1.367,00 bolívares, es decir 47,33 bolívares; la educación subió 2,9 %, de Bs 3.944,34 a 4.058,33; el vestido y calzado aumentó 1,7 %, equivalente a 38,89 bolívares, al subir de 2.276,39 a 2.315,28 bolívares, mientras que el alquiler de vivienda aumentó 0,8% con relación al mes de diciembre, pasando de Bs. 2.390,00 a Bs. 2.408,00.

“Lo más trágico es que con el tema de los revendedores uno termina pagando todo aún más caro. Realmente creo que los venezolanos somos magos porque nos la pasamos haciendo magia para no morir de hambre”, sentenció Fernanda González, vecina de José Manuel Álvarez, quien al menos una vez a la semana se traslada hasta el Unicasa del C.C. La Casona para ver si encuentra leche

 Johana Rodríguez – jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

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