
En el marco del Día Mundial de la Tiroides, se estima que los trastornos tiroideos afectan alrededor del 10% de la población mundial, lo cual representa unas 700 millones de personas.
Este día se viene celebrando desde el año 2007, a partir de una campaña liderada por la Asociación Europea de Tiroides.
Es determinante en el crecimiento, inteligencia, fertilidad y cada una de las funciones del ser humano, en especial en la mujer, donde se presentan las mayores alteraciones en términos de estructura y funcionamiento de la glándula.
La tiroides tiene la importante misión de regular el metabolismo, controla el desarrollo y crecimiento de los tejidos, el gasto energético, así como el funcionamiento del corazón, los músculos, la piel y el sistema endocrino sexual.
La disponibilidad de las hormonas tiroides depende del aporte de yodo, el cual se encuentra presente mayoritariamente en la sal común y en menor proporción en pescados y mariscos.
Las consecuencias de no tratar los trastornos tiroideos pueden ser graves, especialmente en el adulto mayor y en la embarazada, pero si se lo detecta precozmente y se los medica, la mayoría de los pacientes se mantienen saludables y son capaces de llevar vidas normales.
Los problemas de tiroides afectan en todo el mundo a unos 300.000.000 de personas. Este dato fue dado a conocer en Praga por la Federación Internacional de Tiroides (TFI), dentro del Congreso Europeo de Endocrinología.
Síntomas
Ya que se trata de un fallo en una glándula y la producción desequilibrada de hormonas, puede haber muchos síntomas diferentes. Algunos de ellos son: diarreas frecuentes, estreñimiento, caída del cabello, sequedad en la piel, intolerancia al frío en manos y pies, depresión y baja autoestima, cansancio o fatiga crónica, debilidad, falta de concentración y memoria, desequilibrios en el ciclo menstrual, reglas abundantes, colesterol alto, insomnio, aumento o disminución de peso, y cuello hinchado.
Detección
Es necesario en primer lugar tener en cuenta los síntomas detallados anteriormente, si es que son recurrentes o más de uno a la vez. Es a la vez muy importante saber los antecedentes familiares (si padres, tíos o abuelos tuvieron problemas de tiroides).
Luego, se realiza la consulta con el médico especialista, el cuál evalúa al paciente palpando el cuello (aquí es donde muchos detectan que tienen hiper o hipo tiroidismo). A su vez, un análisis de sangre para determinar los valores de TSH y de hormona tiroidea.
Una vez que todo ello esté completo, la persona puede recibir un diagnóstico certero y si es necesario, consumir medicamentos o hacer alguna práctica médica (que puede ser cirugía para extirpar el bocio o ingesta de yogo para “quemar” la glándula con problemas).
En la mayoría de los casos, el paciente debe consumir una medicación de por vida, para que pueda recuperar su estilo de vida y sobre todo, disminuir y controlar los síntomas. Es importante también que aprenda a convivir con esta enfermedad que si es tratada a tiempo, no impedirá continuar con sus actividades normalmente.NDP