Surinam fue por años un completo desconocido para los venezolanos. Pese a su inminente cercanía, los nacionales siempre preferimos a Colombia, Argentina, Brasil, Y Panamá como destinos para el turismo en Latinoamérica.
Esta realidad cambió en época reciente, cuando la aerolínea curazoleña INSEL AIR comenzó a ofrecer la posibilidad de conectar las ciudades de Caracas, Valencia y Maracaibo con la capital surinamesa de Paramaribo, a través de vuelos con escala en la isla de Curazao. La disponibilidad de vuelos, sumado a una asignación completa de cupos CADIVI – Antes de promulgarse la providencia 011 – hicieron que los venezolanos se interesasen por visitar a nuestros vecinos olvidados de ésta parte del continente.
Mi primer contacto con Surinam fue sorprendente; en principio porque llegué cruzando el río desde Guyana, y no por avión como la mayoría de mis compatriotas. En mi muy errada concepción, Paramaribo era una capital en medio de la nada ¡Poco me imaginaba que me encontraría con una capital al estilo Oranjestad o Willemstad, en Aruba o Curazao! Con la diferencia de que las capitales de las Antillas neerlandesas son más prosperas, impulsadas económicamente por el turismo caribeño y la ventaja de tener visita constante de cruceros llenos de turistas con bolsillos repletos de dólares, ávidos de gastar sus “verdes” en souvenirs y cocteles tropicales.
POR LAS CALLES DE PARAMARIBO
Caminar por las calles de la capital surinamesa es una relajante actividad. La urbe capitalina es la región más poblada del país, con apenas 243500 habitantes. Paramaribo es extremadamente calmada en comparación con los millones de pobladores que abarrotan las calles de Caracas.
Aquí el calor es un poco más sofocante que en Guyana, y mucho más agobiante que en la capital venezolana, pero al final de la tarde hay un agradable clima con brisa marcada; ideal para salir a recorrer las calles y conocer sus atributos turísticos.
La mezquita de Paramaribo está ubicada en la avenida Keizerstraa. El templo, construido en 1984, sirve para la propagación del Islam en la región. Es quizás la edificación más impactante de la ciudad, y lo más fotografiado por los turistas. No hay que ser islamista para admirar su arquitectura, contemplando los increíbles colores que el atardecer brinda por estos lares.
Al lado de la Mezquita encontraremos la Sinagoga Neve Shalom, único templo de la comunidad Judía en Surinam. La vecindad de ambos centros de culto es símbolo de la tolerancia y diversidad cultural-religiosa que presenta esta desconocida nación sudamericana.
Paseando por la ciudad – la cual se conoce caminando un par de horas- conoceremos las múltiples estatuas, monumentos y esfinges que decoran la capital. Por ejemplo, encontraremos la estatua de Mahatma Gandhi, o el busto en honor a Simón Bolívar (que poco se parece a la esfinge que conocemos los venezolanos de nuestro libertador) con cara de rasgos toscos.
La ciudad es bordeada por el río Surinam, con aguas turbias y barrosas, en la que surcan algunas modestas embarcaciones de madera, con banderas de colores que rompen con la monotonía de marrones que colorean el agua
PARBO- LA CERVEZA DE SURINAM
En el recorrido por Paramaribo hay una marca que monopoliza las vallas publicitarias: Parbo bier. La cerveza nacional de Surinam, de la cual los locales están sumamente orgullosos.
Parbo es una cerveza que en algún momento formó parte de la internacional cervecería Amstel, pero que ahora es una subsidiaria de cervecería Heineken. Esta birra, aromática y de sabor fuerte, es una mezcla de cebada malteada y un añadido de arroz. La cerveza, que refresca los días calurosos de la región, tiene una cuota del 80% del mercado local, y se exporta a las naciones vecinas de Guyana y Guyana Francesa; además del mercado Europeo, conformado por Holanda, principalmente.
Por su refrescante sabor, que equilibra notas de cierta acidez y un amargor que le da carácter y cuerpo a la cerveza, Parbo Bier es una cerveza que combina muy bien con la gastronomía local de Surinam: caracterizada por el especiado y picante, herencia de un pasado lleno de inmigrantes indios y javaneses.
SABORES DE LA INDIA EN SUDAMERICA
Tras la abolición de la esclavitud, los holandeses que controlaban esta zon, trajeron a indios y javaneses a trabajar la tierra. El resultado: una gastronomía rica y variada.
Por las calles de Paramaribo encontrarán múltiples restaurantes con propuestas indias, javanesas y tailandesas. En la primera de las opciones podemos disfrutar un “Bara”: pan elaborado con arvejas y vegetales, que arriba lleva un puré de papas ¡picantísimo!, y se acompaña con una cerveza local para refrescar.
Si entrar a un restaurante típico en Surinam es una experiencia, entrar al supermercado es un festín para nuestros sentidos; especialmente para el olfato que se excitará con aromas a curry, maní, coco, ron, té, y muchas especias.
#SURINAMTIPS
En su visita a Surinam no dejen de probar los “Frozen”. La versión surinamesa de los conocidos en Venezuela como “Raspados” es una refrescante propuesta, llenos de sabores tropicales, y servidos en coloridos carritos que resaltan en las aceras de las principales calles de la ciudad.
Es imposible salir de Surinam sin un par de botellas de Ron Borgoe en la maleta: un destilado de altísima calidad que se vende a un bajo costo; del cual hablaremos próximamente…
Gabriel Balás / Mochilero Gourmet