“Entrar en la prostitución es complicado pero salir es casi imposible”

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Gaby relata sus 9 años de servicio en el empleo más antiguo del mundo

“Gaby”, así se hace llamar esta mujer andina de 28 años, oriunda de San Cristóbal y residenciada al oeste de la ciudad capital; tiene 9 años de servicio.

Se viste de forma sencilla y humilde, usa un rosario en su pecho y se expresa sin tapujos. “Mi infancia fue muy tranquila, con lo poco que nos daban mis padres nos conformábamos; iba al colegio como cualquier otra niña de mi edad, éramos humildes pero con espíritu de gente grande, mi padre me enseñó a ser respetuosa pero a no dejarme humillar por nadie.Sin embargo, luego del fallecimiento de él, mi vida dio un cambio rotundo”.

Nació en el pueblo de Cordero, estado Táchira; creció junto a sus padres y 5 hermanos, 3 de los cuales, en vista de la difícil situación económica que vivían, debió ayudar a mantener luego de la trágica muerte de su padre a manos del hampa cuando solo tenían 8 años.

Sus estudios llegaron únicamente hasta tercer año de bachillerato, “mi sueño era ser abogada pero mi realidad era diferente y por eso solo quedó en un simple sueño”.

A los 18 años vino a Caracas en compañía de su primer novio a buscar nuevos rumbos, y fue aquí donde encontró su nuevo mundo. “A mi jamás se me pasó por la mente ser prostituta, yo soy muy católica; iba a la iglesia todos los domingos con mi familia y esto era algo casi que prohibido para nosotros, sin embargo la vida da tantas vueltas y mira donde estoy ahora”.

–Pensé que mi novio estaría conmigo y saldríamos adelante, sin embargo él era muy violento y me golpeaba con mucha frecuencia; tenía problemas de alcohol y drogas y quería involucrarme en su mundo. A pesar de haber caído un tiempo, decidí reponerme; preferí dejarlo y seguir sola.

Su primera experiencia llegó antes de lo que pensaba, fue en la avenida Libertador de Caracas; una amiga la llevóó para que conociera cómo era su trabajo. “Yo no iba con la intención de ofrecer mi cuerpo (…), esa noche estaba en una esquina con mi amiga, un carro blanco se estacionó al frente de nosotras y el conductor solicitó mis servicios; yo no supe qué hacer pero accedí y nos fuimos a un hotel. Iba nerviosa, las manos me sudaban, estuvimos como 3 horas allí y a pesar de sentir asco no fue tan desagradable. Para mi sorpresa ese hombre fue súper amable y quedo encantado conmigo”. A los 21 años le ofrecieron el trabajo en el que se encuentra ahora.

“A partir de allí mi concepto de vida cambió, ya no era una chama tierna; ahora veía las cosas desde otro ángulo y te confieso que cambió todo en mi personalidad”, señala.

Gaby es enfática en sus exigencias, “atiendo únicamente a hombres; yo me considero heterosexual 100 %, trabajo aquí de miércoles a sábado toda la noche y en algunas ocasiones presto servicios a domicilio dependiendo de qué tipo de cliente sea y a dónde deba dirigirme”. Según el servicio prestado podría cobrar entre Bs 1.000 y 1.500.

Su vida ha estado en riesgo en la prostitución, “claro que he sido maltratada; una vez, cuando tenía como 20 años, en la Libertador un cliente prácticamente me secuestró y me obligó a tener sexo con él sin darme nada a cambio. Me dejó botada y golpeada en la Cota Mil (…) este trabajo ha sido riesgoso siempre”.

Piensa que llegará el día de cambiar, “siempre he tenido claro que en el momento que tenga un hijo buscaré la forma de salir de este mundo y de hacer algo que lo enorgullezca porque para mí sí es difícil hablar de esto, sentiría vergüenza”.

Es tajante al reflexionar sobre la sociedad que nos rodea, “si nos vas a juzgar primero intenta conocernos; yo tengo familia, sentimientos y nunca ofendería a alguien por su trabajo”.

A las jóvenes que tienen intenciones de entrar Gaby les pide que intenten todo antes de incluirse en este mundo; “entrar al mundo de la prostitución es complicado pero salir es casi imposible”.

Educación Sexual en Periodismo

Cada lunes y martes nuestra página Tema del Día presenta entrevistas testimoniales realizadas por estudiantes de Comunicación Social para la cátedra Educación Sexual en el Periodismo, dictada por Jenny Marques en la Universidad Católica Santa Rosa.

Wikson Amaya / Kevin Mendoza

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