Economía en emergencia

Hoy quiero aprovechar estas líneas para recordarle a nuestros hermanos venezolanos que la lucha que estamos librando en nuestra Venezuela no es de pueblo contra pueblo, sino de los que creemos en un país de oportunidades y progreso contra un gobierno corrupto e ineficiente que ha destruido la calidad de vida de todos.

Esto lo decimos porque nos preocupa sobremanera, ver cada vez con más frecuencia roces entre venezolanos, que presos de la incertidumbre de no tener alimentos para llevar a sus casas, se han agredido en las interminables colas en los establecimientos.

Y es que la irresponsabilidad de este gobierno nos está llevando a límites jamás vividos en la historia de nuestro país. El índice de escasez según Datanalisis, solo en Caracas, ronda 60%, cifra que es aún mayor en el interior de Venezuela.

Lo que nuestro pueblo vive a diario no es mantequilla. Las colas son el reflejo de la crisis y lejos de buscar alternativas que eviten exponer a los venezolanos a este escenario desalentador, el gobierno, soberbio y sordo, sigue sin entender que la única manera de salir de la crisis es tomar medidas inmediatas, que pasan porque se produzca un gran acuerdo nacional que convoque a todos los sectores del país.

No querer modificar el modelo económico, obedece no solo a razones políticas de mantenerse en el poder sin cambios substanciales contrarios a su supuesta ideología. Hay un marcado interés de provecho personal en un grupito de enchufados que han mantenido el control en la asignación de las divisas y otros mecanismos de intervención, todos en manos de una cúpula gubernamental. Mientras no se ponga fin a estos intereses y privilegios, la rectificación económica en aras de los intereses del pueblo, será imposible.

Nuestro pueblo debe recordar cómo llegamos a esta situación, porque lo que estamos viviendo no es un mal heredado, ni producto de un huracán que arrasó todo a su paso por nuestra Venezuela. Todo esto que estamos viviendo es responsabilidad de quienes hoy están en el poder.

El gobierno destruyó la capacidad productiva del país, mediante la expropiación y confiscación de empresas, lo que provocó el cierre de muchas, y por ende, esto trajo como consecuencia la disminución de la producción, que se tradujo en escasez, desabastecimiento y mercado negro de productos básicos en la dieta diaria del venezolano.

Producto del modelo económico atrasado, las necesidades de importaciones en el país se han elevado en los últimos años, reemplazando muchos rubros agrícolas e industriales de producción nacional, porque hasta los ingredientes de nuestro plato típico -el pabellón- no se producen en nuestro país. Hoy todo lo que consumimos es importado y los venezolanos estamos sufriendo las consecuencias de este modelo de importaciones.

Por ello, a la escasez empieza a sumarse otro elemento, y es que empezamos a ver en los anaqueles de los comercios precios que jamás hubiésemos imaginado. De una semana a otra vemos productos con precios de hasta 1000% de aumento. Esto ocurre cuando una economía no tiene un tipo de cambio definido para los productos, sino que depende de las decisiones arbitrarias del gobierno. Nadie entiende fuera de nuestras fronteras cómo en nuestro país se manejan cuatro tipos de cambio. Eso es algo que solo lo entendemos los venezolanos, si es que lo entendemos.

Pese a todo este panorama, que muchos ven como nada alentador, pido a todos los venezolanos, desde el fondo de mi corazón: ¡no dejemos que nos roben la esperanza! El cambio en nuestra Venezuela es indetenible, lo siento en cada paso que damos en los recorridos que hacemos día a día en las distintas comunidades de nuestro país. Hay millones de venezolanos saliendo todos los días a construir esa patria que sí merecemos.

No olvidemos que para construir esta hermosa tierra hija de Bolívar debemos producir. Tenemos los tres elementos que se necesitan: amor al trabajo, capital humano y recursos naturales. En nuestra Venezuela contamos con recursos naturales de sobra, además del petróleo, cuya renta nos dio el mayor ingreso de la historia en estos 16 años, y además los venezolanos podemos aportar nuestro talento humano, y en función de éste recibir la retribución que nos permita ganar bien, comer bien y dormir tranquilos.

Para salir de la crisis necesitamos utilizar el petróleo como una gran palanca para la diversificación de la economía. Se requiere poner en marcha un modelo de progreso, descentralizado, productivo y no rentista, diversificado, democrático y transparente, que facilite el combate de la corrupción, que tanto daño le ha hecho y le sigue haciendo a nuestro país. Venezuela debe profundizar el lado petrolero de su economía, pero desde una perspectiva distinta.

El país necesita una visión económica alternativa, una economía con fuertes instituciones sociales y económicas, dentro de una democracia donde prevalezca el respeto a la ley y los derechos humanos, incluyendo los derechos económicos.

Pero iniciar y cumplir estas metas ahora, pasa por organizarnos y unirnos para ganar y cobrar en las Elecciones Parlamentarias, que siguen sin fecha oficial. No podemos dormirnos y esperar la fecha electoral, el trabajo de calle hay que hacerlo todos los días. El objetivo es cambiar el rumbo del país y para ello debemos estar todos unidos. Los venezolanos tenemos que activar nuestra fuerza y expresarnos a través del voto, porque para cambiar este modelo económico tenemos que ganar la Asamblea Nacional. Hoy más nunca sobran razones para unirnos. ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!

Henrique Capriles Radonski

 

Salir de la versión móvil