No es sólo un asunto médico. Apoyar a quienes requieren la donación de un órgano para sanar y continuar con sus actividades de vida también es un tema que compete a la sociedad toda.
En el país, la tasa de donación es de apenas 3,6 personas por cada millón de habitantes, lo cual ubica a Venezuela por debajo de la media de América Latina que es de 7 por cada millón de personas. En países como España la tasa es de 36 donantes por millón y en Estados Unidos de 26.
Por ello, especialistas coinciden en que es necesario fomentar una cultura de donación que apunte a vencer la desinformación sobre este proceso, en especial en el caso de la donación de riñón, por ser el órgano con más pacientes en lista de espera, con aproximadamente 1.200 personas.
La donación de este órgano puede venir de un paciente que ha fallecido o de un paciente vivo. El primero de los casos se realiza cuando se diagnostica muerte encefálica de una persona y de inmediato se activa un tratamiento hemodinámico para que los órganos sean funcionales para otros. En este particular la decisión de las familias es determinante, pues son ellas las que, ante la pérdida de uno de sus parientes, tienen la potestad de aprobar la donación de alguno de sus órganos.
En el caso de trasplante de donante vivo se realiza cuando hay un familiar genéticamente emparentado, de preferencia padre o madre, o bien hermanos. También existe la posibilidad de que un matrimonio se realice el trasplante, siempre y cuando exista compatibilidad entre donante y receptor.
Vía AVN