Bandera cubana ondea en Washington, ímbolo del restablecimiento de relaciones

 Bandera cubana ondea en Washington, ímbolo del restablecimiento de relaciones

 En un gesto simbólico, el pabellón cubano se sumó esta madrugada al resto de banderas de otros países que ondean fuera del edificio del departamento de Estado en Washington

EE. UU. y Cuba reanudaron formalmente este lunes sus relaciones diplomáticas y la bandera cubana volvió a ondear en la embajada de la isla en Washington, un histórico gesto que puso fin a décadas de hostilidades entre los dos vecinos.

Tres militares marcharon por la puerta de la embajada e izaron el estandarte cubano -rojo, blanco y azul con una estrella solitaria- a las 10H36 (14H36 GMT), bajo los acordes del himno cubano.

Bajo un calor sofocante, unos 500 invitados y una pequeña multitud de curiosos acompañaron la ceremonia en el edificio -una pequeña mansión neoclásica de piedra caliza- que desde inicios del siglo XX representa los intereses cubanos.

Afuera de la sede diplomática manifestantes gritaban «¡Viva Cuba!», «¡Fidel, Fidel!» y «¡Cuba sí, embargo no!», en medio de un frenesí de camarógrafos, fotógrafos y periodistas de varios países.

La bandera era la misma que fue arriada hace 54 años de la sede diplomática, cuando ambos países rompieron sus relaciones al fragor de la Guerra Fría, dijo el canciller cubano, Bruno Rodríguez, ante una audiencia de invitados que abarrotaban los pasillos de la embajada.

Las relaciones diplomáticas se restablecieron de forma oficial en el primer minuto de este lunes, y las secciones de intereses de Estados Unidos y Cuba se convirtieron en embajadas de pleno poder en ambos países a esa hora.

Al inicio de la tarde de Washington, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, recibió al canciller Rodríguez en su gabiente, en la primera reunión de este nivel entre los dos países en 57 años.

– Tareas enormes por delante –
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas, dijo Rodríguez en su discurso, culmina «una primera etapa del diálogo bilateral y abre paso al complejo y seguramente largo proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales.

Para el jefe de la diplomacia cubana, «es grande el desafío porque nunca ha habido relaciones normales entre los Estados Unidos de América y Cuba pese a un siglo y medio de intensos y enriquecedores vínculos entre los pueblos».
«Ratificamos la voluntad de Cuba de avanzar hacia la normalización de las relaciones con los Estados Unidos, con ánimo constructivo», dijo, pero admitió que el trabajo que resta por delante para los dos países es ciclópeo.

«Sólo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy», señaló.

Estados Unidos estuvo representado en la ceremonia por la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y el jefe de la misión estadounidense en La Habana, Jeff DeLaurentis.

Jacobson y la diplomática cubana Josefina Vidal, las dos mujeres que condujeron las delicadas negociaciones de alto nivel durante seis meses, pasaron la ceremonia conversando como viejas amigas, y posaron juntas y sonrientes para fotos ante la bandera cubana.

En La Habana, la misión diplomática estadoundiense no mostraba cualquier señal de vivir un día extraordinario, e incluso la bandera de Estados Unidos aún no fue instalada al frente de la sede diplomática.

El secretario de Estado, John Kerry, viajará a La Habana el 14 de agosto para presidir la ceremonia de izado de la bandera estadounidense en la sede de la embajada frente al Malecón Habanero.

Entre los pocos elementos que marcaban el cambio de estatuto, había un pequeño cartel impreso en inglés en la entrada que decía: «Embajada de Estados Unidos, La Habana, 20 de julio», rematado con una pequeña bandera estadounidense pegada a la reja.

Según un agente de seguridad consultado por la AFP, la vigilancia fue reducida ligeramente en torno a la legación, delante de la cual había decenas de periodistas y curiosos atentos al menor movimiento.

«Es un día de trabajo como cualquier otro», indicó a la AFP una fuente de la representación, precisando que todos los funcionarios iban a modificar sus pies de firma en la correspondencia de papel y digital.

AFP

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