“Vi el aborto como un salvavidas”

 

Conseguí una clínica clandestina donde practican abortos, ese fue mi primer y más inmediato comodín para salir de ese problema

La práctica del aborto no está justificada ni jurídica ni moralmente, bien sea por el peligro que puede representar para la salud de la procreadora o porque es un dilema ético ante una sociedad mayormente católica.

Tal es el caso de Carla Camacho (nombre ficticio a petición), quien a su corta edad y tras una suma de experiencias, malas decisiones, verdades no aceptadas a tiempo y luego de tener una relación sexual no planificada tuvo que acudir a la práctica del aborto. Sumado a esto existe otra gran realidad, Carla Camacho es lesbiana. «Tuve una infancia normal, jugaba a la casita con mi prima; en este tipo de juegos la presencia de figuras masculinas siempre fue nula, ese juego me acercaba íntimamente con mi prima, eso marcó mi vida”, narró para romper el hielo.

Una vez llegada la etapa de la adolescencia sintió que surgieron cambios en su vida, en sus emociones. Asumió que le gustaban las chicas pero decidió salir con un chico. “Mis amigas salían con sus novios, yo hacía lo mismo; aunque estaba consciente de mis gustos sexuales decidí mantener una relación sentimental con un hombre. Estuve un año engañándolo y engañándome a mí misma, me di cuenta de que cuando no hay un amor mutuo las relaciones no llegan a un final feliz. A pesar de que no sentía nada por él manteníamos relaciones, llegó el momento en que nos maltratábamos física y verbalmente; la relación culminó cuando ocurrió lo inevitable, hurgando en mi celular consiguió unos mensajes de texto de mi compañera del liceo, aquella chica con la que asumí mi preferencia sexual”. Tuvo que confesarle todo.

Cuando cumplió 15 años no fue fácil para Carla, en esos doce meses se aceptó como lesbiana; tuvo su primera experiencia homosexual, por miedo al qué dirán inició una relación sentimental con un hombre y al poco tiempo y sin sentir ningún tipo de afecto por él, quedó embarazada. “El mismo día que me enteré de mi estado se lo conté a mi madre, quien muy afectada y desilusionada me corrió de la casa. Me tuve que ir a vivir con Gustavo, ahora no solo la presión social me ataba a alguien que no amaba, sino un ser vivo que se formaba en mí”.

Pensó que su salida era el aborto: “conseguí una clínica clandestina donde practican abortos, ese fue mi primer y más inmediato comodín para salir de ese problema. En el aborto estaban las posibilidades de enderezar mi vida. Cuando recién cumplí los 3 meses de embarazo fue que me llené de fuerzas para ir, recuerdo que el lugar quedaba en una farmacia en el centro de Caracas, fui con mi mamá que por alguna razón ya conocía a la doctora, ya que una de las hijas de sus amigas había pasado por esto; la doctora me dio pastillas abortivas y me inyectó otro medicamento que no recuerdo el nombre, al salir de la farmacia me desmayé y desperté en un hospital”, narró Carla como si eso le hubiese ocurrido ayer, ella hoy tiene 22 años de edad.

Lo inevitable ocurrió, Carla logró zafarse de lo que para ella en ese momento representaba una carga. “Hoy a mis 22 años no me arrepiento para nada de lo que hice aunque la experiencia fue dura.”

Actualmente tiene una pareja estable, por supuesto es una mujer;posee un empleo con el que se puede mantener y paga junto a Mónica, su actual pareja, un apartamento al oeste de la ciudad. “Soy muy feliz con Mónica, tengo tres años con ella y no me arrepiento de haber hecho lo que hice; no tengo ningún tipo de remordimiento”.

A pesar de lo vivido Carla no descarta la idea de tener un hijo; “yo quiero tener un hijo pero que sea solo mío, que ningún padre se haga responsable por él. Quiero vivir sola ese proceso, inclusive sin el apoyo de pareja. Si una amiga llegara a pasar por la misma situación que yo pasé la llevaría a la farmacia a que se hiciera el aborto”, aseguró Carla con tono de dureza.

Quienes emprenden estos procedimientos deben estar conscientes de que son acciones ilegales descritas en el Código Penal desde el artículo 430 hasta el 433. Sin embargo, en muchos lugares del territorio nacional se realizan abortos clandestinos poniendo en riesgo la vida de quienes se someten a estas acciones para tapar errores y consecuencias no asumidas.

Douglas Guaregua / Jarnellys Rojas

 

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