Parapentistas de El Jarillo lanza S.O.S

Cuando en cualquier parte del territorio nacional se habla de El Jarillo, lo primero que viene a la mente de quien escucha el nombre de esta población mirandina es un deporte extremo: el parapente. Y es que más allá de sus deliciosos duraznos, fresas, hortalizas y flores, las “alas” multicolor que cada fin de semana surcan el intenso cielo azul de esta población turística quedan grabadas no sólo en las fotos sino también en las mentes de los turistas.

Pero esa postal que durante 20 años ha convertido a esta población guaicaipureña en un polo atractivo para los deportistas extremos de todo el país y para quienes quieren cumplir el sueños de “volar” al menos una vez en su vida, está apunto de desaparecer.

Desde mi punto de vista lo triste no es que deje de funcionar en esa montaña el Club de Parapente, seguro estoy que sus integrantes viajaran y encontraran otro lugar con las condiciones para volar, lo triste y hasta deprimente, es ver la indiferencia de los políticos y autoridades ante el descontento de jarilleros y deportistas.

Y es que quienes nacieron y viven en esta población, hermana de la Colonia Tovar, saben, tal como lo indica el slogan que vienen utilizando para alertar sobre la situación, que “sin parapente no hay turismo”, frase que las autoridades guaicaipureñas (concejales, alcaldes y dirigentes políticos) parecieran no entender.

La razón por la que podrían dejar de volar es simple: tras dos décadas utilizando esta ladera para despegar y aterrizar, aparece de la nada una presunta dueña, quien sin dar la cara y bajo aparente protección de las autoridades del Municipio Guaicaipuro, comenzó a construir en la zona estructuras que imposibilitan y ponen en peligro la actividad deportiva.

El problema logró lo que ningún “líder” ha logrado en este país, unir en una misma causa a chavistas y opositores. El jueves 12 de septiembre representantes de concejos comunales, salas de batalla, vecinos opositores y hasta un concejal “rojito” se reunieron en asamblea para tratar el tema, la preocupación fue la protagonista.

A pesar de que representantes del club han denunciado el hecho y algunos periódicos (los que aún permanecen independientes y no han sido comprados por los rojos como La Región) se han hecho eco del malestar, la supuesta dueña sigue construyendo.

Las preguntas que debemos hacernos todos los guaicaipureños, los que nacimos aquí, a los que nos duele nuestros municipio son: ¿quién está detrás de este negocio?, ¿Qué tanto poder tiene la “dueña” cómo para lograr en pocas semanas permisos para construir?, y la más importante e inquietante: ¿Por qué el alcalde e incluso concejales guardan silencio cómplice?.

No dejemos solos a los muchachos que durante tantos años han convertido en una realidad el sueño de miles de venezolanos de volar. No abandonemos en esta lucha a los jarilleros, quienes saben que esta actividad turística es el único atractivo con el que cuenta esta parroquia abandonada por la indiferencia del Gobierno Nacional, regional y especialmente el municipal.

Sr. Interrogante

 

 

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