¿Está operativa la fábrica de chocolates Cimarrón en Los Teques?

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¿Está operativa la fábrica de chocolates Cimarrón en Los Teques?

De refugio para damnificados, pasando por centro electoral, hasta convertirse en una fábrica de Chocolates, los 18.75 metros de espacio de la antigua fábrica textil tequeña “LANEX” han sido de múltiple utilidad para el gobierno desde su expropiación en el año 2010 por parte del ex alcalde Alirio Mendoza.

Actualmente en el espacio ubicado en la Avenida Francisco de Miranda – Antigua Calle Arvelo – del sector El Rincón, funciona la Chocolatera Cimarrón inaugurada por Elías Jaua en Julio 2013. Sin embargo los tequeños dudan de la operatividad de estas instalaciones y poco se sabe de estos chocolates, que aunque deliciosos, no escapan de la politización que el gobierno acuña a todas sus dependencias.

Invitamos a que nuestros lectores se pregunten ¿Cuántas veces han visto camiones entrando o saliendo de este recinto? O ¿Cuántas veces han sentido el aroma a chocolate fundido al pasar por la plaza El Rincón?

Politiquería en barras

Es una lástima que en Venezuela hasta el chocolate se haya politizado, a fin de cuentas una barra de chocolate es capaz de sacarle una sonrisa a los de izquierda o los de la derecha. De una tableta de Cimarrón se puede destacar el brillo que muestra al ser observado con detenimiento, lo que denota el uso de una máquina de temperado. En nariz Cimarrón muestra una amplia gama aromática, que se pasea por notas ahumadas, café recién molido, papelón, pasas, frutos secos y hasta especias dulces, haciendo énfasis en la vainilla. En Boca, es un chocolate bastante cremoso, graso y untuoso; con predominio de notas a papelón, ahumados y especias.

El empaque dice más politiquería barata que aspectos importantes para el consumidor. En la información del Cimarrón no hay rastros de los diferenciales de este producto con sus similares en el mercado, solo se indica a que es un chocolate socialista, distinto a los “capitalistas” distribuidos por la industria privada ¡Ahora resulta que los chocolates tienen ideología política!

La chocolatería de Los Teques

En las redes sociales se ha asomado la controversia sobre la operatividad y productividad de esta chocolatería que se instaló en medio del corazón de la urbe tequeña. Muchos de los que pasan por ahí a diario indican que nunca han visto tráfico de camiones, necesarios para traer la mataría prima y distribuir el producto procesado.

En la zona tampoco huele a chocolate, un elemento distintivo de cuando se labora con el derivado del cacao. Entre fundidoras, temperados, moldeados y chocolates terminados, las emanaciones deberían impregnar las adyacencias de la plaza El Rincón.

Para el año 2014 Virgilio Rodríguez, representantes de la empresa, afirmó en entrevista al diario Correo del Orinoco que la planta producía 70 mil bombones mensuales; cifra sumamente abultada para un producto (la bombonería) que solo se comercializa en las tiendas Café Venezuela. Eso equivale a que estas tiendas deberían facturar 2692 bombones diarios.

¿Un centro electoral en una chocolatería?

Si bien en el pasado los centros electorales fungían en recintos educativos, el CNE ha ido ampliando el abanico de posibilidades. Para 2013 en los espacios de la LANEX, inicialmente expropiados para albergar damnificados, se inauguraron la fábrica de chocolates Cimarrón y la textilería Algodones del Orinoco. El primer acto fue en el mes de Julio encabezado por Elías Jaua, y el segundo en Octubre con la presencia del presidente Nicolás Maduro. No obstante, en las elecciones de alcaldes de ese 2013 el centro de votación LANEX funcionó en estas instalaciones, según consta en el registro de actas escrutadas que el propio CNE expone en su web.

Para la jornada de elecciones municipales del 8 de Diciembre de 2013 se habilitó un centro electoral cuyo nombre (LANEX) y dirección – A 20 metros de la plaza El Rincón – continuaban coincidiendo con la ubicación de la fábrica Cimarrón. Allí sufragaron 400 votantes de los 482 inscritos en este punto, que formaba parte de los centros establecidos en refugios de la Misión Vivienda, sumando 378 votos (96,67%) a la opción actual alcalde Francisco Garcés. Cabe imaginarse si a los votantes al menos les regalarían un chocolatico…

Para el venidero proceso electoral ya los votantes no irán a la chocolatería a sufragar, pues fueron mudados a un recién creado centro de votación llamado “Simoncito Bolívar Chávez” que según la web del CNE queda entre 2 calles sin nombre en un urbanismo conocido como El Chorrito.

Tan desaparecidos como la harina

Sin ser un producto de primera necesidad, ni de interés alguno para el bachaqueo, las barras de chocolate Cimarrón desaparecieron progresivamente de los anaqueles. No creo que sean aliados de la tan mencionada “Guerra económica” pero o no están produciendo o el chocolate socialista también lo están escondiendo.

No hay denuncias de que por la frontera con Colombia haya sido contrabandeado el dulce derivado del cacao. Aunque puede que en otras latitudes lo estén disfrutando, pues según nota de prensa divulgada por el Según el SIBCI (Sistema Bolivariano de Comunicación e Información) en 2011, Richard Canán para entonces ministro del Poder Popular para el comercio, refirió que en gira presidencial del fallecido Hugo Chávez se firmó un convenio con Rusia para abrir una fábrica de chocolates y exportarlos a consumidores rusos y a Siria.

Lo más lógico es pensar que a la chocolatera Cimarrón le está pasando factura el propio modelo económico del gobierno. No debe ser fácil encontrar quien venda su cacao a precio regulado – y no actualizado- desde 2013, que fija el kilo de cacao a 25 bsf, cuando ya hay quienes lo pagan hasta en más de 1500 bsf, y comprado al costo real es insostenible vender a precios solidarios o “justos”, lo cual supone una merma en la producción.

Si lo están exportando, o la planta no está operativa, es algo que no lo sabremos. Lo cierto es que el suculento sabor de Cimarrón es por ahora un recuerdo gustativo en la memoria de quienes lo probaron, y de la planta de Los Teques ha salido más propaganda política que bombones.

Gabriel Balbás

 

 

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