Andorra: Detrás del paraíso fiscal

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MOCHILERO GOURMET Detrás del paraíso fiscal

Imaginemos por un momento que La Colonia Tovar fuese autónoma. La pequeña comunidad alemana, ubicada en la zona montañosa del estado Aragua, tiene sus propias leyes, control de su economía, e incluso un gobierno. En ese caso estaríamos en presencia de un micro estado; una figura ajena para los venezolanos – e incluso para los latinoamericanos- pero bastante común para los Europeos. Andorra, San Marino, Mónaco, Luxemburgo y hasta el Vaticano, son algunos de los micro estados del viejo continente.

Ahora imaginen que los bancos de La Colonia Tovar funcionaran bajo sus propias normas, que a su vez estas son diferentes a las del resto de los países; ahora se pudiese abrir cuentas bajo la figura del anonimato, ocultando la identidad de sus clientes… Pues bien este paraíso para los amigos de los negocios ilícitos también existe ¡Y se llama Andorra!

El “Principado de Andorra” es un estado independiente ubicado entre España y Francia, en la zona de los pirineos franceses para ser más exactos. El pequeño ‘”país” no emite su propio dinero, ni tampoco cuenta con fuerzas armadas, por lo que para ello depende de sus vecinos españoles y franceses. Pero hay una razón por la que Andorra puede autosustentar su territorio – de menor tamaño que Caracas – en el que habitan alrededor de 76mil personas: y es que además del turismo los andorranos hicieron de la banca un negocio bastante lucrativo.

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Más cerca de lo que pensamos

En Venezuela poco se sabía de esta nación europea (A menos que se tratase de familias acaudaladas, viajeros frecuentes a la comunidad catalana, o uno que otro curioso) hasta que explotó el escándalo de corrupción, en el cual – según investigaciones de organismos estadounidenses – una gran mafia de relacionados con el gobierno lavaban capitales obtenidos de manera ilícita de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y transferían millonarias sumas de dólares al micro estado en Europa. En un país donde el guiso de los enchufados está a la orden del día, se abrió una sucursal del Banca Privada de Andorra (BPA) cuya oficina – relatan los periodistas que cubren el caso- estuvo ubicada en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco, para el servicio de los conocidos “nuevos ricos”.

Andorra está dejando de ser entonces un lugar desconocido para el venezolano. Por un lado están los boliburgueses que ya operan, o sueñan, con una de las abultadas cuenta donde los fondos reposan en productos financieros en los que no se documenta el nombre del propietario; y por otro lado está el común del pueblo que empezará a empaparse de la materia toda vez que los diputados de la MUD amenazan con destapar la olla en las sesiones del parlamento… por ello en esta oportunidad quiero familiarizarles con el mini-país, pero contándoles del destino turístico cuyos paisajes sirven de fachada al ya descrito paraíso fiscal.

Mochileando

Llegar a Andorra es relativamente sencillo. Desde Barcelona (España) es posible agarrar un autobús hasta la ciudad de Andorra La Vieja, en un servicio de transporte que realiza 8 viajes en ambos sentidos durante el día, por un costo de 25 euros. Mi mochileada comienza a las 5: 30 am, cuando un taxi me recoge en el hotel para dejarme en el terminal de Barcelona Sants a las 5y50. Ahí se compra el tiquete y se espera por el autobús que parte puntualmente a las 6: 15 am. El recorrido dura alrededor de 5 horas, por lo que si se hace un viaje de ida por vuelta – como en mi caso- hay que salir en el primer bus para aprovechar el día.

Me despierto cuando ya el sol comienza a molestar mi sueño, y de pronto suben los efectivos de migración de la frontera andorrana. Estoy seguro que el oficial de migración nunca había visto a un venezolano, pues ojeaba con especial atención mi pasaporte. En cada página detallaba al prócer que adorna nuestro documento de identidad, para luego mirarme a mí en un intento de compararme; luego llegó la pregunta: ¿Son tus familiares? Yo no pude contener la risa, y respondí que eran próceres de la independencia. El efectivo se sonroja, como quien se apena de su ignorancia, y después me devuelve el pasaporte ¡Sin sellarle ni nada! Y yo que creía que atesoraría una estampa de Andorra como un recuerdo del viaje…

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Andorra La Vieja

Al llegar me percato de que he cometido un error garrafal para un mochilero: ¡Viajar un domingo! En la mayoría de los países el domingo es día descanso y muchas cosas están cerradas. Eso hay que saberlo, es obvio, pero cuando estás de vacaciones puedes perder el hilo de la semana. Si Andorra La Vieja es una ciudad de por sí tranquila y poco habitada, un domingo luce casi desolada.

La capital tiene su encanto, rodeada por enormes montañas entre verdosas y rocosas, en donde las cimas se cubren de nieve durante los meses de invierno, convirtiendo a Andorra en un punto para esquiadores. La urbe es atravesada por un buen número de riachuelos, donde el agua corre fuertemente, y de esta geografía se desprende una arquitectura conformada por diversidad de puentes.

Todo luce limpio y organizado, aunque al pasar las horas comienza a llenarse de compradores provenientes principalmente de España, quienes llegan en búsqueda de sus compras libres de impuestos. El aire puro de montaña se interrumpe deliciosamente con los sabrosos aromas que expiden las múltiples perfumerías. Para ese entonces había una gran tienda Zara, otras tantas tiendas de renombres y varios expendios de celulares liberados. Sin proponérmelo, al rato estaba repleto de bolsas de compras…Caminar por “’La Vieja es un ejercicio de relajación y desconexión.

Andorra está lejos de ser uno de mis destinos favoritos, pero por su cercanía a Barcelona, su buen servicio de transporte, y lo costeable del ticket, es un destino que como mochilero no me podía perder. Después de esa experiencia ya Andorra no es un sitio lejano que idealizaré en mi mente cada vez que lea su nombre en los diarios; para mí es un grato recuerdo de un lugar que ofrece algo más que un paraíso financiero.

 

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Gabriel Balbás / MOCHILERO GOURMET

 

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