Debido a un exceso de sedimentación y arena, se cerró la boca de la Laguna de Tacarigua, humedal de gran riqueza y valor ubicado en el municipio Páez de Barlovento.
Diferentes especies marinas accedían por ese punto, en el que se une el mar con el agua dulce, pero ahorita no pueden ingresar, explicó Reny Santamaría, vocero del Consejo de Pescadores Virgen de la Candelaria, Conpesvircan, de este sector barloventeño.
Detalló que, debido a la sequía, disminuyó el nivel del agua. Lugares con una profundidad de hasta ocho metros, ahora quedaron a un metro, apenas. Esto afecta la producción de peces y mariscos, que constituyen la principal fuente de alimentos de 1.500 habitantes.
Aseguró que, en condiciones normales, pescaban hasta tres toneladas de diferentes especies por mes. Ahora, sacan nada más un 5%. “Ya no hay lebranche, lisa, róbalo, ni camarón. Apenas se obtiene uno que otro sábalo, que se cría en agua estancada. Los pescadores nos vimos en la necesidad de continuar con nuestra actividad en la laguna de El Hatillo, en Anzoátegui, y lo que extraemos lo distribuimos a Miranda y otras zonas del país”, detalló.
Otros hombres del mar abandonaron la actividad para convertirse en albañiles, herreros y pintores de brocha gorda para llevar sustento a sus casas.
Dificultades. Para los integrantes de Conpesvircan, la situación es de emergencia, refirió el vocero Carlos Barboza. Planteó que en Anzoátegui no cuentan con cavas de almacenamiento, por lo que el traslado diario del producto resulta muy caro. Tampoco hay lugares seguros para el resguardo de lanchas, motores y redes.
Propuesta. Santamaría y Barboza señalaron que la solución es retirar el sedimento de la boca, para permitir el flujo del agua dulce y el mar. Aseguraron que hace seis meses pidieron máquinas para hacer ese trabajo al Ministerio de Agricultura, el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y Corpomiranda. Aún están a la espera de respuesta para abrir la boca de la laguna, que es Parque Nacional.
Irama Delgado
