Colas se volvieron una «Guillotina».

 La larga fila es interminable en el supermercado
La larga fila es interminable en el supermercado

Unas 500 personas a diario se instalan en las adyacencias del Centro Comercial Súper Líder, en el kilómetro 22 de la carretera Panamericana, arriesgando sus vidas para lograr adquirir productos escasos a precio regulado.

La dificultad para conseguir los alimentos de primera necesidad no sólo afecta a las mujeres con empleo, ya que las amas de casas también  dejan  sus oficios del hogar para  aguantar sol y lluvia en una cola

Unas 500 personas a diario se instalan en las adyacencias del Centro Comercial Super Líder, en el kilómetro 22 de la carretera Panamericana, arriesgando sus vidas para lograr adquirir productos escasos a precio regulado.

Mildred Arevalo, vive en La calle Guaicaipuro de Los Teques, llegó a la cola antes de que el hipermercado local abriera sus puertas. “Salí a las 5:30 am de mi casa y a las 6 alcance la cola en la puerta del concesionario Fiat que esta cercano al distribuidor Los Cerritos”, dijo.

Desde que reabrió sus puertas el supermercado afectado por un voraz incendio el pasado mes de diciembre las largas colas que usualmente se realizaban en el estacionamiento superior y el piso del supermercado tuvieron  que ser trasladadas a las afueras del centro comercial y e forman inmensas filas de compradores de lunes a domingo.

La dificultad para conseguir los alimentos de primera necesidad no sólo afecta a las mujeres con empleo, ya que las amas de casas también  dejan  sus oficios del hogar para  aguantar sol y lluvia en una cola.

En la larga fila habían niños, adultos mayores, mujeres embarazadas personas con discapacidad que se arriesgan pues en el largo trayecto no hay calzada y deben tomar el hombrillo.

Pero la posibilidad  de perder un puesto de empleo, la vida y abandonar los oficios de la casa no son las únicas consecuencias a las que se enfrentan las personas afectadas por la escasez.

Incomodidad, golpes, empujones, gritos, insultos, hambre, sed, son otras  de las situaciones que padecen   quienes hacen cola por  alimentos, así como productos como cemento, cerámicas,  aseo personal y hasta baterías de carros.
Incluso, muchas veces los  despelotes  han ocasionado  que las personas se agredan físicamente.

Maggi Castillo, tiene un puesto de empanadas en El cabotaje y dice que “debo recurrir a estas largas colas porque señala que los bachaqueros abusan con los precios. “Una paca de harina pan la venden en 6 mil bolívares y eso es impagable””.

Pola Del Giudice Ortiz
pdegiudice@diariolaregion.net/@polita26

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