Maleta de 48 rollos de papel higiénico que marca Bs. 800 es revendida en Bs. 7.000

El papel de baño sigue llegando muy esporádicamente a los estantes altomirandinos. ARCHIVO
El papel de baño sigue llegando muy esporádicamente a los estantes altomirandinos. ARCHIVO

Revendedores hacen de las suyas a diestra y sinistra sin supervisión ni control

En el Mercado Municipal de El Paso la especulación y la usura están a la orden del día, según denuncian sus clientes que piden que realicen operativos de fiscalización para frenar la situación que descalabra la economía doméstica

No son las protagonistas de la popular serie “Desperate Housewives” pero están tan desesperadas como ellas debido a las maromas diarias que deben hacer para hallar productos básicos para la convivencia diaria. Se trata de las amas de casa criollas, quienes ven cómo pese a sus esfuerzos el dinero no les alcanza para cubrir lo necesario.

–La maleta de 48 rollos de papel higiénico que marca 800 bolívares es ofrecida por los bachaqueros en Bs. 7 mil. Yo me rehusaba a pagar tal cifra, pero viendo que el producto no llega con regularidad a los estantes y que no puedo sustituirlo por servilletas o toallines, ni optar por lavarme porque me quitan el agua en la urbanización hasta por una semana y tampoco encuentro jabón de baño, me tocó dejar prácticamente un sueldo mínimo en tan solo ese producto.

La cruda declaración la ofreció Martha Mercado, habitante de Colinas de Carrizal, quien sale cada lunes más temprano de su casa con la esperanza de poder visitar al menos un mercado de camino al trabajo a ver si consigue un producto regulado.

–No es lo mismo pagar Bs. 190 por un pote de mayonesa que Bs. 500 que es el mínimo en el que te lo ofrece un revendedor; igual pasa con la Harina Pan que es ofrecida a precio regulado en Bs. 19 y en la calle te la quieren ofrecer por no menos de Bs. 300, cuando sacas la cuenta de lo que te ahorras al comprar regulado vs a revendedores, el ahorro es de más del mil por ciento.

La visión es compartida por Verónica Rodríguez, vecina de la avenida Bicentenario de Los Teques, quien se niega a caer en las manos de los revendedores. “Cada día es más difícil porque en los supermercados se hacen colas kilométricas y los bachaqueros tienen la prioridad”.

–Fíjate que hace unos días estaba en mi colita en la Central Madeirense del CC La Hoyada y de repente salió uno de los encargados a decir que ya habían recogido 150 cédulas y esas eran las personas que atenderían. A mí me sorprendió y cuando comencé a preguntar a nadie de las personas que estaban formadas desde temprano conmigo le habían pedido nada. Al salir notamos que estaba otra cola paralela escondida en el estacionamiento que fue a quienes le vendieron. Los bachaqueros tienen una mafia y obviamente a ellos no les conviene que acaben con la crisis económica que está consumiendo a los venezolanos.

“Vacas”

laborales

La crisis no solo ha activado la creatividad de los bachaqueros. “Como en el trabajo no nos dejan salir para evitar la guachafita de que todo el mundo quiere estar metido en una cola comprando mercancía regulada, hemos optado por hacer vacas para comprar los productos por pacas”, dijo Clarice Monteverde, vecina de la capital mirandina.

–Esta semana nos consiguieron la paca de Harina Pan por 5 mil bolívares, me dieron 4 paquetes y pagué Bs. 1.500. Si tuviera tiempo de hacer colas podría comprar la misma cantidad por 76 bolívares. Estas cuentas son las que justifican la desesperación de la gente. No hay bolsillo que aguante comprar todo a los revendedores porque ellos le inyectan hasta 1.000 % de sobreprecio con el cuento de que su tiempo vale. Con que le saquen el doble es suficiente para compensar su trabajo.

En otras oficinas se organizan para que alguien lleve el café una vez al mes. “Antes de la caja chica se sacaba para comprarlo y tomábamos hasta dos veces diarias, pero desde que comenzó la crisis del desabastecimiento esa costumbre se perdió, así que nos turnamos para llevar el producto. Lo que si tuvimos que obviar fue las meriendas porque salen muy caras”, confesó Katherine Espinaza, quien labora en San Antonio de los Altos.

–Tocará sustituir el café por infusiones porque cada día es más difícil de hallarlo y cuando llega está carísimo. Ir a tomarlo en la panadería es aún menos factible porque el pequeño está en Bs. 200. Ya uno no puede brindar ni un cafecito.

Johana Rodríguez-jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

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