“Las películas con inversiones de 200 millones de dólares naturalmente piensan en otras cosas que en reflejar los problemas del americano medio”, señaló Almodóvar durante el encuentro, organizado por el periódico El Mundo en el marco de la feria de arte ARCO.
“En Europa, por suerte, hacemos un cine más barato y podemos hablar de nuestros entornos. Mis películas ocurren en cocinas, en cuartos de baño, dormitorios o fachadas de edificios, y puedo hablar de lo que me interesa”.
En relación con el mercado chino, Almodóvar puso como ejemplo que ya está en marcha la secuela de “Pacific Rim”, de Guillermo del Toro, a pesar de que el filme no tuvo éxito en ningún país “salvo en China, donde funcionó astronómicamente”.
El encuentro con el escultor Miquel Navarro, moderado por el periodista Luis Martínez, giró en torno a los elementos comunes en la obra de ambos artistas, en particular el deseo como motor y la ciudad como testigo y resultado de la acción humana.
“Madrid se ha convertido en una ciudad muy fea, una ciudad de bolardos, incómoda y poco hospitalaria. Antes Madrid era sobre todo eso, una ciudad abierta donde todos se sentían en su casa”, criticó el cineasta, cuya filmografía transcurre en gran parte en la capital española.
“La ciudad, para un provinciano como yo, simboliza la libertad. Y eso era Madrid antes, la libertad y la cultura”, aseguró, “pero hay un momento en que se convierte en todo lo contrario, en un parque temático de sí misma”.